El Mundial de Qatar ha hecho aflorar a muchos radicales defensores de la justicia poética, y en el caso de la competición que nos ocupa, el bueno es Leo Messi, que ayer obtuvo la clasificación agónica de la albiceleste para cuartos mientras andaba por el campo. Los malos son los rivales y la lógica es la que reza que el delantero argentino merece ganar una Copa del Mundo, ahora que tiene 35 años y enfila la recta final de su carrera. De momento Messi y su selección siguen adelante aunque sea de forma agónica y con poco fútbol. Mientras, Brasil, Holanda o Alemania ya están eliminadas.
¿Y España?. Lo de España es un caso paranormal. En toda su historia como selección sólo han ganado un Mundial, fue en 2010 en Sudáfrica, y no lo ganó España, lo ganó el Barça. Cuando el Mundial 82 el de Naranjito no pasaron de la primera fase. De hecho, su eliminación de buenas a primera es lo normal cada cuatro años, pero como resulta que sobre todo la prensa de Madrid considera que España cada cuatro años debe ganar el Mundial, al ser eliminada ya tenemos el drama encima, y Luis Enrique a la calle. Y eso que cuando ganaron 7-0 a Costa Rica y nada más, para esta prensa que tan poco sabe de fútbol y si de rencor, España era el rival a batir, aspirante a ganar el Mundial, bla, bla, bla.
No renovar a Luis Enrique ha sido un error, le ha faltado valor a la Federación para renovarlo, y poner de entrenador a De la Fuente es otro error, es condenar a España a volver a fracasar en el próximo Mundial. Luis Enrique estaba empezando una renovación completa de la selección, aunque le ha faltado tiempo y un buen delantero centro, en una selección llena de jóvenes de 18/20 años que tienen una proyección hacia arriba muy interesante como Nico Williams, Pedri o Gavi.
Que los medios deportivos madrileños se hayan ensañado con Luis Enrique, es normal, conociéndolos. Es gente resentida que poco entiende de fútbol y si de ensañarse con el que discrepa de su manera de pensar, y Luis Enrique que es mas chulo que un ocho verde pistacho se lo ha puesto en bandeja con la eliminación de la selección. También ahí deberían de reciclar y no renovar a muchos de estos expertos en nada, empezando por toda la tropa de exaltados que deambula por el chiringuito, presentador incluido. Hace nueve meses, decidió no renovar su contrato con la Federación Española hasta después del Mundial. Y le dedicó estas palabras a sus amigos los periodistas: “Esto de no renovar lo he hecho principalmente por vosotros. Porque fíjate si luego el Mundial sale una cagada terrible, vais a tener que estar pidiendo: ‘Hay que echarlo, que tiene todavía cuatro años más de contrato’. De esta manera, como no voy a tener contrato, al acabar, si las cosas salen muy mal, pues a lo mejor seguimos para tener un poco más de bachata y si no, pues ya no tendréis que pedirlo. Me iré tranquilamente y no pasa nada”. Y así ha sido, se han ahorrado de pedir su cese.
Esperemos que a donde vaya a entrenar le vaya bien, aunque seguro que también generará polémica. Como dice Évole en su artículo de la vanguardia: A Luis Enrique le ves venir, tanto para lo bueno como para lo malo. Y eso en el país de la hipocresía, del culebreo y del quedar bien siempre es un riesgo. Luis Enrique no marea la perdiz. Cuando tiene que plantarse, se planta. Cuando quiere halagarte, te halaga. Y cuando se enfada, se enfada. Lo que más me seduce de él es su libertad. No le importa el qué dirán. De hecho ni se preocupa por escuchar o leer lo que se publica de él. Luis Enrique Martínez García, genio y figura hasta la sepultura.
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