ESPÍAS DE NIÑERAS

La obsesión en Silicon Valley por alejar a los niños de la tecnología trasciende las paredes de las aulas. Escuelas de medio mundo se esfuerzan por introducir ordenadores, tabletas, pizarras interactivas y otros prodigios tecnológicos. Pero aquí, en el Waldorf of Peninsula, colegio privado donde se educan los hijos de directivos de Apple, Google y otros gigantes tecnológicos que rodean a esta antigua granja en la bahía de San Francisco, no entra una pantalla hasta que llegan a secundaria. Cuando los chavales salen del colegio, se intenta que sigan sin tocar ni ver pantallas. En las familias de los altos ejecutivos de las empresas tecnológicas del valle se está generalizando la práctica de exigir a las niñeras que firmen “contratos sin móvil”.

“Yo he trabajado en casas en las que tenía que dejar el móvil en la garita de seguridad cada vez que entraba”, explica Janie Martinez, que lleva 15 años como niñera en la zona. “No podía mirar el teléfono en toda mi jornada de trabajo, y los niños no podían ver pantallas durante el tiempo que estaban conmigo. Es una locura”.

Martinez ha trabajado en familias de “perfil muy alto” del mundo de la tecnología, incluida la de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, asegura. Trabajos que, en los casos más extremos, pueden estar remunerados con hasta 100.000 dólares anuales. “Cuanto más alto ha sido el perfil de las familias, más preocupadas estaban por este tema”, cuenta. “No querían que sus hijos mirasen una pantalla y, por contrato, me impedían usar el teléfono. Eso me parece frustrante. Como cuidadoras, necesitamos el móvil para una emergencia. No solo para que nos localicen los padres de los niños, también para nuestras propias familias”.

Syma Latif, directora de la agencia de niñeras Bay Area Sitters, que coloca a dos centenares de cuidadoras en la zona de Silicon Valley, confirma esta tendencia. “Cada vez vemos más familias que incluyen estas estipulaciones en los contratos, es sin duda algo muy común”, asegura. “Cuando hablamos de tiempo de pantalla y niñeras, hay dos aspectos a tratar: su propio tiempo de pantalla y el del niño. Los contratos típicamente incluyen algo relacionado con los dos. Pero una cosa es que te digan: ‘Este es mi hijo y solo se le permite tiempo de pantalla a determinadas horas’. Eso está bien, porque trabajas para esa persona. La zona gris empieza cuando tu propio tiempo de pantalla es el que es dictado. ¿Tiene el empleador derecho a decirte que no puedes estar al teléfono? ¿Qué pasa si tienes un hijo en el colegio y necesitas acceso al teléfono por si te tienen que localizar, o un padre o una madre en casa que necesitan ayuda?”.

Algunos padres van aún más allá. Se dedican a pasearse por los parques en busca de niñeras que están pendientes de sus móviles mientras cuidan de los niños de otros. Cuando creen encontrarlas, las fotografían y las denuncian en grupos de madres en Internet. Son los “espías de niñeras”. Existen páginas web como 'Yo Vi a Tu Niñera' en las que se comparten esas fotos.

“Pasa mucho en los parques”, explica Anita Castro, con 10 años de experiencia como cuidadora en la zona. “Ni siquiera nos conocen, sacan una foto, la ponen en redes sociales y preguntan: ‘¿Es esta tu niñera?’. Pero no saben que podemos estar comunicándonos con los padres. Y tampoco si soy la niñera o una familiar. Es una invasión de la privacidad. En algunos trabajos me sentía observada. Me daba cuenta de que tenían cámaras en la casa. Y hasta los niños me vigilaban: miraba la hora y me preguntaban si estaba enviando mensajes y a quién. Así que podía saber que habían tenido esa conversación con sus padres, que les habían pedido que les dijeran si yo estaba al teléfono”. 

La clave reside en el video, cuando comentan que esta gente de Silicon Valley prohibe a sus hijos la tecnologia que vende a los hijos de los demás. Pura hipocresia. Además, en alcanzar la mayoria de edad sus hijos se engancharan al Smartphone como los otros niños.


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