Comentaba anteayer Miquel en Tot Barcelona, como la Empresa Catalana Grifols, tenía previsto despedir a 2.300 trabajadores, y como esta decisión en vez de perjudicarla, significaba un aumento de su cotización en bolsa. Muy distinto es el comportamiento de las empresas en Japón. The New York Times publicó un reportaje de Hiroko Tabuchi sobre una costumbre laboral japonesa que confieso no conocía. Resulta que en ese país está mal visto despedir a un trabajador. La ley dicta que puede hacerse sin ningún problema, pero una norma no escrita determina que hacerlo es de mal gusto. La tradición dicta que es muy triste que una empresa eche a un trabajador. Y estamos hablando de grandes nombres como Sony, Hitachi, Toshiba, Seiko, Panasonic... Lo mejor de cada casa. En Occidente no habría ningún problema. Si hay que despedir a un trabajador, se le despide, y lo más rápido posible. Para el empresario no hay problema ninguno y son beneficios para él.
¿Qué hacen entonces las empresas japonesas? Pues envían al empleado a una sala a la que llaman "la sala del aburrimiento". Allí le dan una silla y un escritorio y lo ponen delante de un ordenador. Le encargan trabajos fútiles y absurdos, que lo único que hacen es humillar. Incluso, a veces no le asignan ninguna tarea, por lo que se pasa el día leyendo diarios, observando la pantalla del ordenador o mordiéndose las uñas. Para acabar de complementarlo, en la sala del aburrimiento le llaman también "habitación de diseño de carreras". Cinismo en estado puro. Quizás el primer día hace gracia pasarte el día tocan la pera en vez de trabajar de verdad, pero a medida que avanzan las semanas, los meses y los años la cosa se convertirá en insoportable. Es lo que buscan: que poco a poco se desanimen y se depriman. Cuando los confinados en estas salas deciden que no pueden soportarlo más, son ellos los que toman la iniciativa y plieguen. Pero si se van de forma voluntaria pierden parte de los beneficios que cobrarían si los hubieran despedido normalmente. Es una estrategia que no sólo se practica en Japón, también aquí frecuenta, a lo largo de mi vida laboral presencié un par de casos de un empleado sentado en una silla las 8 horas laborales, sin hacer nada, aunque no se si ahora si esto es posible. De todas formas esto sólo es aplicable al mundo laboral, ya que si se trata de política, aquí, a la gente se la premia con un cargo superior en vez de enviarla a la sala del aburrimiento, a mayor incompetencia, más sube el personal, en la línea del principio de Peter, salvo que sea algún Juez o Fiscal que investigue lo que no toca, a éstos directamente se les inhabilita.
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