La eurodiputada Clara Ponsatí se presentó ayer por sorpresa en Barcelona y fue detenida por los Mossos d'Esquadra pese a que había una orden de arresto dictada por el juez Pablo Llarena. Era lo esperado, ya que el magistrado siempre ha considerado que la eurodiputada no goza de inmunidad parlamentaria, en contra de lo que opinan sus abogados defensores. La privación de libertad sólo duró unas horas porque la pena que pesa sobre ella es de un delito de desobediencia que no comporta condenas de prisión. El Supremo ya le había retirado la acusación de sedición, que ésta sí le traía penas de prisión, tras la reforma del Código Penal aprobada por el Gobierno. Por este motivo, la ex consellera de Ensenyament reconoció que la nueva situación penal le ha facilitado la vuelta a Catalunya.
Ahora todos se apuntarán la medalla, no sólo los tóxicos de juntsxcat. Es el día de los miserables, en una zafia manipulación de la política. Cinco años después siguen los de juntsxcat, insistiendo en el error, y sin pedir perdón por haber engañado a todo un pueblo. Una Clara Ponsatí que fue la única clara al reconocer que no tenían nada preparado, que todo era un farol. Y va la exconsellera y al entrar en Catalunya procedente de Francia no se le ocurre oitra Feijoada que decir que Francia es más bonito que España, o sea que no sabía ni dónde estaba, o es que reconoce que Catalunya es España y por eso es fea. Ponsatí en vez de volver ayer debía haberlo hecho anteayer, día mundial del teatro. En este caso como diría Mourinho, teatro del malo.
