UNA FÁBULA FEMINISTA

En la ciudad sagrada de Benarés vivía un brahmán que caminaba por las orillas del río, y al mirar a los cuervos que flotaban río abajo, alimentándose de los restos de los cuerpos calcinados, se consoló diciendo: «Es verdad que soy pobre, pero soy un brahmán; es verdad que no tengo hijos, pero soy indiscutiblemente un hombre. Debo ir al templo y rezar al Señor Vishnú para que me dé un hijo». Así que fue al templo y el Señor Vishnú lo escuchó, y el Señor Vishnú le concedió su deseo. Sin embargo, sea por una distracción, o por alguna otra razón más abstrusa, le dio una hija. El brahmán quedó decepcionado. Cuando la niña tuvo edad suficiente, la mandó llamar y le dijo: «Soy un brahmán. Tú eres mi hija. Yo esperaba recibir un hijo. No importa, de todas formas te enseñaré lo que sé, y cuando estés lista ambos meditaremos y buscaremos consejo». Aunque solo era una mujer, ella era brahmán, así que aprendió muy rápido, y entonces ambos se sentaron a meditar intensamente. En poco tiempo apareció el Señor Vishnú. «¿Qué es lo que quieren?», preguntó. El brahmán no pudo contenerse y de inmediato dijo: «Quiero un hijo varón». «Muy bien —dijo el dios—, en tu próxima vida». El brahmán reencarnó en una mujer y dio a luz a ocho hijos varones. «¿Y tú qué quieres?», le preguntó a la muchacha. «Quiero tener el estatus de un ser humano» . «Ah, eso es mucho más difícil», dijo el dios, y nombró una comisión para resolver el caso.

FÁBULAS FEMINISTAS - Suniti Namjoshi. (pdf)


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