LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO


La deportista Beatriz Flamini, de 50 años, salió este viernes de una cueva en la provincia de Granada, España, donde se aisló voluntariamente por 500 días a 70 metros de profundidad. En el momento en que la atleta entró a la cueva, donde permaneció sin contacto con el exterior, Rusia no había invadido Ucrania y el mundo seguía sumergido en la pandemia.

La experiencia de Flamini, que podría tratarse de un récord mundial, es parte de un experimento científico que ha sido seguido de cerca por un equipo de producción documental.

"Sigo atrapada en el 21 de noviembre de 2021. No sé nada del mundo", dijo al salir de la cueva donde ha pasado sus días haciendo ejercicio, dibujando y tejiendo gorros de lana. Además, ha leído 60 libros y tomado 1.000 litros de agua.

Según informan cuando llevaba 300 días en la cueva, se le estropeó el router y tuvo que salir para que se lo reparan. El router era para un portátil que tenía activada tan solo la función del botón del pánico. Por ello tuvo que estar una semana en superficie en una tienda de campaña.

Para cualquier animal social digital como somos la mayoría, la experiencia de esta mujer es extraordinaria. Imagínense 500 días totalmente aislada, sin saber nada de lo que sucede. 

Si algo me ha sorprendido es que en el  momento de salir, Flamini declaró que no tenía ganas de hacerlo, o sea que prefería seguir aislada del mundo exterior. Bien mirado no debería de sorprendernos esta afirmación. Lejos del mundanal ruido mediático, se debe vivir en un estadio de lo más parecido al de la felicidad absoluta. 

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