La Fiscalía de Manhattan sorprendió a los observadores al desvelar que los cargos eran por falsificación de la contabilidad. Muchos habían especulado que se iba a imputar a Trump por haber mentido. Y eso parecía una estrategia demasiado endeble y arriesgada para procesar a Trump. Es más sencillo y comprensible que Trump falsificó los gastos en una campaña electoral.
Ahora quedan por delante meses de audiencias y de interrogatorios. Todo ello en un periodo que coincide con la campaña electoral por la presidencia de 2024. Y esa es la parte más complicada. El trumpismo hizo el martes su número en Manhattan, pero los convocados fueron muchos menos de lo que habían previsto, para tranquilidad de las autoridades policiales de Nueva York. No hay duda de que el ruido es la estrategia preferida por Donald Trump. Frente a un Joe Biden silencioso y encerrado en la Casa Blanca, confiado en que el electorado premiará la gestión de la política, un republicano que vocifera que el país se va al traste. Su especialidad.
Algunos de los afroamericanos que se manifestaron contra Trump en Manhattan se mostraban contentos de que fuera uno de los suyos, el fiscal Alvin Bragg, el que se haya encargado de llevarlo ante la justicia. Pero Bragg no es un consultor político. Un procesamiento a Trump en plena campaña por convertirse en candidato republicano a las presidenciales del 2024 es un regalo divino. Todos los implicados en estas primarias, de Ron DeSantis a Michael Pence, han cerrado filas. Incluso el moderado y exquisito Mitt Romney le ha dado su apoyo. No es el hombre para presidir la nación, ha dicho el republicano, pero esto ha sido una maniobra política.
Estados Unidos es un país polarizado. Como muchas otras democracias en los últimos años. Pero la excepcionalidad americana revela que no es tanto la sociedad la que está polarizada (o no solo) sino sobre todo la clase política. Los estadounidenses solo son un país cohesionado cuando se ven amenazados en el exterior. Durante la II Guerra Mundial, durante la Guerra Fría. Cuando el frente exterior está en calma, se vuelven a tirar los platos por la cabeza. Que es lo que ha ocurrido en los últimos treinta años. Hegemonía de Estados Unidos en el mundo, confrontación en el interior.
La explicación de esta excepcionalidad está en el diseño institucional, según señala el politólogo Josep Maria Colomer en un libro que se publica estos días, “La Polarización Política en Estados Unidos”. Según explica, el país es demasiado grande y diverso para encajar en el sistema constitucional y político. La separación de poderes entre una presidencia ejecutiva y un Congreso legislativo con solo dos partidos puede ser concebido como un diseño destinado a equilibrar estos poderes y evitar los abusos. El resultado real es que, además de eso, hace muchas veces el país ingobernable y provoca un antagonismo y un conflicto sostenido entre las dos partes.
Que es lo que nos va a deparar la política de Estados Unidos en los próximos meses. Ruido. Mucho ruido y pocas nueces. - Ramón Aymerich - lavanguardia.com
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