¿POR QUÉ ESCRIBIMOS?

Escribir, hacer literatura, no es más que reflejar la conciencia, mejor dicho el estado de conciencia del escritor, para expresar su mentalidad y convicciones, o no necesariamente, existe mucha ficción alguna vez, aunque en el fondo escribir es hablar siempre de uno mismo, de recordar o manipular los recuerdos. Escribimos de lo que conocemos, pues ficcionar vendría a ser como miccionar, o sea mearse, y se suele notar. Escribimos por una necesidad vital de comunicar, de exhibir – a veces – impunemente nuestros pensamientos. Según Camus, escribir es activar nuestras obsesiones. Es crear o aparentemente inventarse unos personajes, manipularlos, jugar con ellos, o en algún caso son los propios personajes los que dominan al escritor. De la misma forma que la poesía sirve para informar de nuestras negligencias, la literatura sirve para explicar nuestras pequeñas o grandes miserias
Y morir será dejar de escribir decía Fuster, y no iba desencaminado, sólo que la obra escrita perdura en el tiempo y siempre hay alguien que descubre una historia escrita hace años. La literatura sobrevive al escritor, que, en cierto modo (si es mínimamente bueno o interesante) a través de ella obtiene en cierto modo la inmortalidad. También podría decirse que escribimos porque no sabemos hacer otra cosa, de la misma manera que aman sin saber por qué, y, llegado a este punto, me quedaría de nuevo con Fuster:
"Escribir - hacer literatura - es todo esto que ustedes dicen, y, además, una forma de venganza"

¿Qué escritor nunca ha soñado vivir en un país donde el gobierno les pague un sueldo? Éste es el caso de Islandia, donde los escritores cobran una suma mensual de 2400 euros. Al ser un país donde hace bastante frío y las horas de luz son prácticamente inexistentes, muchos de sus habitantes pasan mucho tiempo en su casa, y la lectura es una de sus principales actividades. De hecho, el 90% de la población consume al menos un libro al año y una media de ocho libros comprados por la mitad de los islandeses en el mismo período de tiempo.

En este contexto, no es de extrañar que proliferen escritores (uno de cada diez islandeses ha escrito un libro alguna vez) mientras siguen tecleando nuevas historias en su ordenador para una población limitada que, aun así, puede no compensar esa cantidad de autores . ¿Solución? Los sueldos que el gobierno de Islandia concede actualmente a 70 de sus escritores.
El motivo de este sueldo, ingreso al que se añaden los beneficios posteriores por derechos de autor, complementa la idea de que no todos los escritores sólo pueden vivir de sus ganancias por las ventas de un libro, especialmente en un país donde lo de leerse mucho la población escasa. Partiendo de esta base, lo lógico es recompensar las horas invertidas en la creación de un manuscrito.
Quien decide qué escritor merece este sueldo es la Asociación de Escritores, después de las deliberaciones de un jurado formado por tres catedráticos universitarios que cuestiona el proyecto del escritor y el tiempo que tiene previsto dedicar a su obra.

No sé si estos escritores remunerados islandeses sufren la síndrome de la hoja en blanco, supongo que no, si no escriben no cobran, y el hambre puede obrar milagros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario