Antes de leer este artículo es importante pensar quiénes son aquellos que trabajan en nuestras calles colocando los adoquines o asfaltando la calzada. Quienes cuidan a nuestros mayores y personas dependientes. Quienes colocan los ladrillos de las casas y alicatan los aseos. Quienes recogen las frutas y verduras en el campo. Quienes, en definitiva, desempeñan una labor esencial que otros no quieren.
La introducción viene a cuento de un mensaje que el líder de Vox, Santiago Abascal, público ayer en X tras el ataque terrorista de la noche del lunes en Bruselas. El presidente del tercer partido nacional, presente en los gobiernos de seis comunidades autónomas y algunos destacados ayuntamientos, planteó “abatirles”. “Sí, a todos los desalmados que traen odio, dolor y muerte”, añadió. “En Barcelona, en Bruselas o en Israel”, concretó. “Pero antes hay que impedirles entrar, y hay que hacer responsables a quienes les han abierto las puertas”, remachó.
Es una reflexión interesante, a tenor de las reacciones generadas, pero equívoca. ¿Defiende Abascal abrir fuego ante un sospechoso sin ni siquiera preguntar? No es posible responder que sí. Pero sus seguidores interpretaron que así era. Hubo mensajes, incluso, defendiendo armar a los españoles. Tal cual. A la generación de este tipo de comentarios contribuyó que la policía de la capital europea tardó horas en detener al asesino. Hasta primera hora de ayer no fue abatido. “Comete un acto terrorista montado en una scooter con un chaleco reflectante (no va precisamente de camuflaje), se graba la cara, se cruza medio Bruselas y después de cuatro horas sigue sin estar detenido”, afirmaba @wallstwolverine. “El aviso a navegantes sobre la debilidad absoluta del sistema es un poema. Macabro”, opinaba Íker Jiménez.
El mundo se encuentra en vilo y es importante llamar a las cosas por su nombre. Equidistancias, ninguna; a los asesinos se les cataloga como tal, solo para empezar. Pero también conviene moderar los mensajes en la era de las hot takes u opiniones en caliente, y no generalizar. Sugerir que para evitar un atentado se debería aplicar una ley del talión de forma preventiva es un discurso peligroso, más si cabe partiendo de un representante público. Al terror se le persigue con medios y se le aplica la ley. El resto es demagogia populista que no se debería permitir. - Fernando H.Valls - la vanguardia.
Tan poco meticuloso que es X comparado con twitter, a la hora de prohibir imágenes de un pecho, o mensajes de odio, se demuestra con este tuit, que nadie ha censurado. Si ese no es un mensaje de odio ya me dirán ustedes. De hecho, este señor debería ser suspendido de su cargo político de inmediato. Cosa que no sucederá.
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