Decía el escritor Jorge Dioni López: "¿Cómo es posible que Pedro Sánchez tenga tanta suerte?". El ensayista aludía en su post a la red social antes conocida como Twitter en la imagen de Esperanza Aguirre –cuya reputación pública es a dos semanas que la rifan los productores de televisión para ir a Master Chef Celebrities o 'Superviviente'– cortando la calle frente a la sede del PSOE en Ferraz. - Pedro Vallin.
La suerte de Sánchez a la que alude López es la de ver quién, cómo y por qué encarnan la oposición a la amnistía que negocia con Junts. Que sean los Statler y Waldorf del socialismo –los viejos atribulados de la platea de Los Teleñecos a los que cualquier cosa que ocurra en el escenario siempre les parece mal–, que han profesado un odio africano digno de mejor causa por todos sus sucesores, de Joaquín Almunia a Pedro Sánchez, pasando por supuesto por el sonriente José Luis Rodríguez Zapatero, y que a éstos se unan personajes de la cosmogonía reaccionaria con el discutible prestigio de Aguirre –cuyos principales colaboradores, sin excepción, han sido procesados por corrupción– visibiliza a qué medida la oposición a Sánchez tiene serias dificultades para encarnarse en alguna imagen o rostro que tenga la más mínima relación con la España del siglo XXI.
El guionista y productor Javier Durán lo resumía en redes sociales con un sintagma brillante: Caye borroka. La España cayetana tratando de tomar las calles, como si fueran piquetes del SOMA-FIA UGT durante la reconversión industrial, es una imagen tan perturbadora como ver a tus padres bailando éxitos de Quevedo en la boda de una prima lejana, aleteando “coditos y rodillitas”, en feliz expresión del actor y monologuista Joaquín Reyes.
El vídeo de Esperanza Aguirre en Ferraz –escoltada por agentes de policía que hacen de edecanos ya los que ya les parece bien que la buena señora que unos años antes embistía a las motos por no ser multada, corte la calle– expresa el regreso de la 'España del “porque lo digo yo”, de “usted no sabe con quién está hablando” a la que aludía, años ha, el investigador electoral Jaime Miquel en su libro La perestroika de Felipe VI, una España que el autor definía como "postfranquista", a quien urgía un nuevo contrato social, un nuevo acuerdo político y un nuevo pacto territorial. La España que declina. Porque en todas las casas existe un seleccionador nacional de fútbol y seguramente un epidemiólogo, pero no tanto un catedrático de derecho constitucional. De modo que la gente necesita hacerse una idea de qué es esto de la amnistía, qué grave es y por qué debería preocuparle. Y no hay mejor aval para Sánchez ante la opinión pública que ver a Aguirre interpretando las roturas de una Concha Piquer constitucional.
Es Aguirre o la cólera de Dios: Esperanza Aguirre y Gil de Biedma. Incluso Celia Villalobos repudian el vergonzoso acto del otro día, del que llegó a presidenta de la Comunidad de Madrid gracias a un Tamayazo, y ahora tiene la santa barra de hablar de corrupción política.
Hace una década el periodista y escritor Manuel Jabois explicó una anécdota que glosa a la figura de Esperanza Aguirre. Uno de sus consejeros se equivocó y ordenó que le llevaran delante a ese amigo suyo que formaba parte de su gobierno. Delante suyo estalló en cólera lanzando insultos mientras el político, abrumado, pedía disculpas. Jabois explicó que ningún testigo se escandalizó: era la forma en que Aguirre actuaba cuando perdía los nervios. Hasta que, de repente, exigió al conseller que se arrodillara. Lo repitió una y otra vez, dijeron los testigos, hasta que el hombre acabó por ponerse de rodillas para obtener el perdón de la lideresa. Suena a gag de Isabel La Católica, pero es de Esperanza Aguirre. Ella lo negó a Jordi Évole pero Jabois ratificó su información. Me creo Jabois y más teniendo en cuenta que una mujer que, milagrosamente no aparece en ningún papel del tesorero Bárcenas y ha salido blanca y radiante del caso Gürtel, resulta que salió huyendo perturbadamente de la policía local de Madrid tras aparcar en un carril-bus. Una señora que, además sobrevivió (en calcetines) a un atentado en Bombay abandonando a los suyos, huyendo piernas ayúdame mientras se ponía los calcetines en el avión, ya un error de un helicóptero con Rajoy de acompañante , cualquier cosa es posible.
El resumen de la diferencia de miras de la justicia española lo resume Jordi Basté en muy pocas palabras:
Cortar calles, llamar libertad libertad.... 2017 .... Nueve años de cárcel para Cuixart y Sánchez.
Cortar calles, llamar libertad, libertad.... 2023.... Una patriota.
...y 'no hase falta desear nada más', que diría el filósofo Bernardo Schuster. Bien, sí que hay algo que añadir... En la nueva versión de SOAP de Netflix, dado que Katherine Helmond (Jéssica Tate) falleció en 2019, la candidata idónea para sustituirla es sin duda Esperanza Aguirre.
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