ESPAÑA HUELE A PUTREFACCIÓN


En este mundo, nada está en su sitio, empezando por el mundo mismo. No debemos sorprendernos entonces del espectáculo de la injusticia humana. Es igualmente rechazó o aceptó el orden social: nos es forzoso sufrir sus cambios a mejor oa peor con un conformismo desesperado, como sufrimos el nacimiento, el amor, el clima y la muerte. La descomposición preside las leyes de la vida: más cercanos a nuestro polvo que lo están a lo suyo, los objetos inanimados, sucumbimos ante ellos y corremos hacia nuestro destino bajo la mirada de las estrellas aparentemente inquebrantables. Pero incluso ellas estallarán en un universo que sólo nuestro corazón toma en serio para expiar después con rasgadura su falta de ironía. EM. CIORAN - Breviario de Podredumbre.
La concordia no es una bonita palabra que se emplea en los discursos, sino el cimiento de la convivencia democrática en España, y la clase política tiene la obligación de dar ejemplo. “Tenemos que hablar” es una frase normalmente incómoda de pronunciar a quien la profiere y portadora de malos augurios para quien la escucha. Una expresión a la que se recurre solo cuando todo –como dicen en Argentina— se ha podrido. La conversación política española es probable que ya esté cerca de ese punto, pero la social —que es la importante, porque sin ella la primera no es absolutamente nada— todavía no, y es fundamental que no llegue nunca al nivel de la política.

"Estoy convencida de que Ernest, hasta con la persona que lo mató, habría intentado dialogar; ustedes que pueden, dialoguen, por favor", afirmó la periodista Gemma Nierga como añadido propio, al término de la lectura, en catalán, del manifiesto unitario. El presidente del Gobierno, José María Aznar, contemplaba desde primera fila, con cierta sorpresa, cómo la periodista -"y en castellano para que me entiendan todos", dijo- se hacía eco del sentir de la manifestación celebrada en Barcelona en repulsa por el asesinato del ex ministro socialista de Sanidad Ernest Lluch...

¿La situación actual es difícil? Indudablemente sí. ¿Es superable? También. ¿Cómo? Como decía Gemma Nierga, dialogando, negociando, llegando a acuerdos. ¿Es posible? Por supuesto, pero para ello hay que ceder, buscar puntos de encuentro, ser audaces, imaginativos y especialmente generosos.

Pero no dialogaron antes ni dialogarán ahora, no hablaron entre ellos, y seguirán sin hacerlo. Todo se ha podrido, España no huele a ajo, huele a putrefacción.


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2 Comentarios

  1. Sospecho que la podredumbre de nuestros días reside en los individuos que envenenan o pretenden envenenar. No superan sus propios desquiciamientos.

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  2. si, es la visita del rencor que tan bien representa Josemari Aznar

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