Por motivos meramente políticos, tenemos a nuestros dirigentes preocupados por la inmigración, o mejor dicho, por el control de la inmigración, pues de hecho, les importan un rábano los inmigrantes, los controle quien los controle. Toda la preocupación es ver si Juntsxcat puede tener el control total de estos inmigrantes o no. Y claro, los opinadores, con su mirada interesada de corto vuelo, les acusan de xenófobos y supremacistas, cuando en realidad todo es más sencillo, y es que una vez más, Sánchez les ha tomado el pelo.
Decía Edmon Jabes que no es la pregunta, sino la respuesta la que incendia el edificio, y es así. Cuando se pregunta a la gente si es racista, la gran mayoría contestan que no lo son, a sabiendas de que mienten, pero lo dicen. Y - reconozcamos - todos somos racistas, todo lo que nos es desconocido produce en nosotros una sensación de desconcierto y miedo, y por eso somos racistas, se trata tan sólo de procurar no ejercer y tratar de comprender al otro. El otro, no hay que olvidarlo, somos nosotros por lo desconocido.
Y de esto se trata. Aquí sucede que un negro o un moro hace gracia, queda exótico, pero cien son ya un problema y si son mil ya ni hablemos, y olvidamos que estas personas hacen de barrenderos, jardineros, cuidadores de gente mayor, etc, en resumen todos los trabajos que los rostros pálidos rechazanos dedicados al ladrillo oa ser funcionarios convencidos de que disfrutamos de la sociedad del bienestar y consideramos que estos trabajos menores y a menudo pesados los tenían que realizar los recién llegados, a mitad de precio, claro. Ahora, ha pasado lo que ya estaba previsto y anunciado, los de aquí quieren trabajo, el que sea y los inmigrantes que tan útiles eran, ahora molestan. No son conscientes muchos de estos ciudadanos, que ellos también lo son de inmigrantes, salvo que parece haberlo olvidado.
Ni buenismo, ni racismo, todo es mucho más sencillo: comprender al otro, al que debe pedirse el mismo esfuerzo de comprensión. Las reglas del juego están establecidas, solo hay que cumplirlas y deben ser iguales para todos, para los de aquí y para los recién llegados.
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