Agua del Carmen, el remedio con alcohol que hoy sería impensable dar a los niños. Este fármaco/alimento, que introdujeron los Carmelitas Des...
Agua del Carmen, el remedio con alcohol que hoy sería impensable dar a los niños. Este fármaco/alimento, que introdujeron los Carmelitas Descalzos en la Francia del siglo XVII, se administraba incluso en los colegios. La distinción entre fármaco y alimento ha sido muy difusa hasta hace poco. Buena prueba de ello es el gusto pasado por tomar Agua del Carmen como panacea para todos los males: desde las cefaleas a los resfriados, pasando por los dolores menstruales y los estados nerviosos, tanto de adultos como de niños, a los que les eran suministradas unas gotas en el colegio en caso de estar muy inquietos.
El Agua del Carmen se introdujo por primera vez en España en 1911. Sin embargo, fue inventado por los Carmelitas Descalzos en la Francia del siglo XVII, aunque fueron los carmelitas venecianos del monasterio de Santa María de Nazaret, en el barrio de Cannaregio, los que en 1710 popularizaron esta preparación que es usada como bebida, aromatizante e incluso como esencia para masajes.
Compuesta con un 55% de alcohol y una mezcla de plantas relajantes y digestivas, como la melisa (no en vano, la fórmula veneciana se conoce como Acqua di Melissa), el cedro, el clavo y la canela, el Agua del Carmen podría considerarse como un potente licor, semejante en graduación al mezcal o el aguardiente.
Su elaboración partía de las plantas, de las cuales se extraían sus aceites esenciales mediante vapor. Ya los carmelitas venecianos lo hacían de este modo con las plantas que cultivaban en su jardín con mucho esmero, tal y como recoge Acqua di Melissa (Edizioni del Baldo, 2017). Con orgullo explican que la melisa que emplean no es la común, sino la moldávica, aunque a efectos prácticos se obtienen los mismos principios activos de ambas. Por su fiel defensa del producto obtuvieron el permiso para inscribir el sello de Venecia y el edicto que reconocía las virtudes de su agua, a fin de evitar que otros elaboraran un producto espurio.
La melisa, protagonista en el Agua del Carmen, fue reconocida desde antiguo como remedio para todo: Dioscórides, Avicena, Galeno, Paracelso y otros autores de textos médicos le atribuyen todo tipo de propiedades, desde antidepresivo a calmante tópico, curativo de úlceras y cólicos y hasta de la miopía. La mística Hildegarda de Bingen afirmó que era muy útil para aligerar el espíritu y el corazón, y si lo tomaba mezclado con un alcohol potente quizás no iba desencaminada.
El Agua del Carmen fue un sustituto del alcohol para muchas mujeres. En una época en la que el género determinaba aún más que hoy qué podías hacer o consumir, que una mujer bebiera alcohol no era bien visto, y un producto que no tenía ni nombre ni referencia a ningún licor, sino más bien religiosa, era de buena aceptación. Además, nunca se guardó junto al aguardiente o la crema de orujo, sino en el baño, al lado de las gasas, la povidona yodada y otros ítems de botiquín.
Mucha gente, sobre todo mujeres mayores en los años 50/60 se tomaban su ración diaria de agua del Carmen. Cierto que también en aquellos tiempos del cuplé, había los litines, el aceite de ricino y la Kina san Clemente, que daba unas ganas de comerrrrr. Por cierto, la Kina San Clemente se daba a los niños para que tuvieran apetito. Ninguna marca fue tan lejos como Kina San Clemente. Sus espots televisivos incitaban sin ningún tapujo a dar bebercio a los niños. Y a cualquier hora: uno sugería que unos vasos de vino son el acompañamiento más natural para los bocatas de una merienda infantil. Quizá los juegos fueran más animados después de ciscarse unas copitas de un líquido con entre 13 y 15 grados de alcohol, pero la escena resulta hoy tan chocante como la de unos críos fumando o metiéndose farlopa. - Rosa Molinero Trias en la vanguardia.
COMMENTS