LA POLÍTICA DE LOS MAMPORREROS


Llàtzer Moix, escribió un libro sobre Eduardo Mendoza, en él, explica, entre otras muchas historias, que el escritor de La ciudad de los prodigios, aceptó el encargo de Felipe González para ejercer de intérprete en el encuentro entre el presidente español y Ronald Reagan, cuando era el inquilino de la Casa Blanca. La petición tenía su lógica: Mendoza había sido traductor en las Naciones Unidas y mantenía una buena relación con González. El viaje era importante: los socialistas llevaban meses en el poder y se trataba de tranquilizar a los norteamericanos en un momento en que el socialismo avanzaba en Europa. Mendoza cuenta que le impresionó pisar la moqueta del despacho oval, que había visto tantas veces en el cine y la televisión, pero lo más interesante es la pregunta que asegura se hizo tras aquella aproximación al poder: “¿Cómo pueden esas personas, que tienen una inteligencia normal, como la mía, tomar decisiones importantísimas cuyos efectos vamos a soportar todos? ¿Con qué seguridad deciden, pongamos por caso, que hay que ir a la guerra, cuando a mí me cuesta tanto decidir que tengo que ir al supermercado”.

He recordado esta reflexión después de que, en medio del furor de la política española, Alberto Núñez Feijóo haya declarado a Susana Griso en Antena 3 que la clase política es la peor en 45 años, incluyendo el Partido Popular, para concluir que “España asiste a la peor política que se ha practicado en democracia”. Me parecen un acto de sinceridad poco común las palabras del presidente del PP, aunque cabría preguntarle qué estaría dispuesto a hacer para revertir esta situación, porque esta dinámica nos lleva al precipicio. O en palabras de Mendoza, como personas de inteligencia normal deciden estrategias tan tóxicas cuyos efectos hemos de soportar todos. Ya sé que para embarrar la política –y para desembarrarla– se necesitan dos. Y se que sería mejor que, en lugar de ir a la guerra parlamentaria, fueran a buscar un poco de sentido común y honestidad, pero me temo que Feijóo y Sánchez no lo saben o no lo quieren saber. Feijóo olvida quien empezó a embarrar la política, quien empezó a aumentar el número de jabalíes en el parlamento español, quien hizo del insulto y la mentira el pan de cada dia. Feijóo no ve que la imagen de la estulticia que le devuelve el espejo es la suya. Y de esta manera no van a solucionar el problema. Feijóo acusa a menudo a Sánchez de mentiroso y hace buena la frase, se piensa el ladrón que son todos de su misma condición. De entrada cuando dice que España asiste a la peor política que se ha practicado en democracia, creo que olvida, no, no olvida, ignora la política de la república, la que obligó a Estanislao Figueras a abandonar el país con la frase de señorías ya estoy hasta los cojones de todos nosotros, y nosotros los ciudadanos, le podríamos decir a Feijóo y a sus señorías, que ya estamos hasta los cojones de todos ellos. A la mierda!

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