En un mundo saturado de información, el principio de parsimonia, conocido popularmente como navaja de Ockham, se alza como una guía para el razonamiento. Propuesta por el fraile y filósofo Guillermo de Ockham (siglo XIV), esta regla sugiere que, ante varias explicaciones posibles, la más simple es, seguramente, la más probable. Pero este principio de Ockham no es válido para Esquerra, porque de todas las explicaciones que hay y habrá de su crisis, internas y externas, ninguna es simple, ninguna es probable, al contrario. Esquerra está dentro del laberinto del Minotauro, sin posibilidad alguna de salir indemne. Basta con contemplar la expresión de las caras de los negociadores para deducir no tanto el resultado final de las negociaciones, como la inviabilidad de éstas si se fundamentan sobre algo innegociable ni ahora ni nunca, la integridad territorial de la nación y la soberanía de los españoles, de todos los españoles, sobre ésta, como ocurre en que mantiene el PSOE con ERC innegociable ni ahora ni nunca, la integridad territorial de la nación y la soberanía de los españoles, de todos los españoles, sobre ésta, como ocurre en que mantiene el PSOE con ERC
Esquerra Republicana de Catalunya, que rehuyó su condición de izquierdas, de republicana en sentido estricto y caudal, e incluso de Catalunya por atender sólo el interés de la mitad, por abrazar el nacionalismo más reaccionario, no sabe ahora dónde es, pero sí lo que le pide el cuerpo, algo así como recuperar, apropiándolo, el papel que interpretó CiU durante décadas, que le permitía estar simultáneamente en misa y en la procesión, es decir, gobernar en España gracias a su apoyo a los gobiernos nacionales del PSOE y del PP, a la vez que gobernar en una Catalunya casi, casi, independiente.
 Por desgracia para ERC, la insaciabilidad de varios oratos alocados y la necesidad de éstos de deshacerse de la sombra de la corrupción "convergente" que llevaban cosida a la espalda, echaron a perder aquel escenario tradicional, y ahora Rufián y compañía no encuentran la salida del laberinto que tanto y tan frívolamente contribuyeron a crear. En realidad, es Esquerra la que espera que el PSOE les socorra, y no al revés. Que le dé alguna idea, que le muestre alguna salida que no sea o no parezca la del botifler, que le ofrezca una mesa donde agarrarse al naufragio de la nave fantasma que pilota Puigdemont.

Así creo que van las negociaciones en las que sólo esto se puede negociar. Podrán alargar la investidura de manzana, pero la acabarán llevándola a cabo, no tienen otra posibilidad. 
El problema de Esquerra radica en que hagan lo que hagan, tienen una mala solución a su problema. 'Ceterum censeo Carthaginem esse delendam', pero quizás no hará falta, ya se destruyen solos.