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BLOG DE FRANCESC PUIGCARBÓ - ÚLTIMOS ESCRITOS...

A PROPÓSITO DEL MARKÉTING TELEFÓNICO

Si todavía no has recibido una llamada para proponerle un cambio de compañía eléctrica, de gas, de móvil o cualquier otra oferta irrenunciable, piense que es uno de los pocos afortunados que quedan en nuestro país. El acoso del marketing telefónico está llegando a extremos inaguantables. Y a esta situación insufrible se ha añadido otra más peligrosa, que es la de las estafas telefónicas que se ceban especialmente con las personas mayores y ya se han convertido en la tercera modalidad de fraude. La policía recibe miles de denuncias cada año por estos engaños que suponen millones de euros para las víctimas. Con este dinero, las mafias han invertido en tecnología y, con la ayuda de la inteligencia artificial, encuentran la manera de aparentar voces o teléfonos fiables para los incautos ciudadanos. Tanto es así, que los expertos aconsejan que nunca se responda con un sí a una llamada de un número desconocido porque esa palabra puede ser utilizada para autorizar un contrato indeseado. Explican en la vanguardia que la semana pasada se desarticuló en España una de estas tramas de estafadores que habían timado más de 2,5 millones a personas entre 70 y 90 años. Pero cazar a estos desalmados o a los ciberdelincuentes es muy difícil, como explicamos hoy en la sección de Sociedad.

Ante este creciente problema, hay empresas que toman consciencia y que, como algunas entidades bancarias, ya no realizan operaciones por teléfono y avisan a sus clientes que recelen si alguien dice que les llaman de su banco. Pero hay otras muchas empresas vinculadas a servicios generales como gas, electricidad o telefonía que mantienen invariable su estrategia comercial, ajenos a que el lado oscuro trabaja para desacreditarlos ante los ciudadanos. Animamos a estas compañías a que encuentren mecanismos para recuperar la confianza de sus clientes, que merecen una atención menos invasiva, más personalizada, menos ansiosa por conseguir el contrato y más adaptada a las necesidades del usuario. Solo de esta forma, las mafias dejarán de hacer su agosto y los ciudadanos estarán más tranquilos. Y si no saben por dónde empezar, vuelvan a los orígenes y comuniquen a través de una carta o atiendan en persona. Pero no llamen más. Pero como sé que harán caso omiso, ahí les dejo algunas ideas para combatir a estas mafias. Estas llamadas son al teléfono fijo, porque en el móvil, la llamada no suena, queda ahí registrada y al menos el mío me da la opción de bloquear, y lo cierto es que me paso las tardes bloqueando. Pero en el fijo no se puede bloquear, y lo que hago desde las dos de la tarde a las 8 de la noche es desconectarlo, al fin y al cabo no sé por qué tenemos aún teléfono fijo, un teléfono al que no llama nadie de la familia, ni amigos ni conocidos. Por no llamar, no lo hacen los del CAP de la Seguridad Social. ¿Entonces?. Imagino que lo mantenemos por rutina, por nostalgia o por dejadez.

Lo que me plantea dudas es la responsabilidad que tiene o pueda tener la Compañía Telefónica sobre estas llamadas tan molestas,  puesto que todos estos números pertenecen a cabinas telefónicas que dejaron de operar y ellos las vendieron al mejor postor. No sé hasta qué punto las podrían controlar o incluso anular. En cualquier caso, no contestar nunca con un SI, y, sino, siempre queda el recurso en caso de descolgar el teléfono de emplear el sistema Sergi Pamies. "Lo siento señorita, ahora no la puedo atender, acabo de asesinar a mi abuela y la estoy cortando a trocitos". En fin, que a ustedes les llamen bien.

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