Hace tiempo que los analistas intentan dilucidar cuánto, cómo y de qué manera la inteligencia artificial va a reemplazarnos a una parte importante de los seres humanos en nuestros puestos de trabajo, al margen de todo lo que transforme esta tecnología en nuestras tareas. Hay muchos estudios que apuntan esa nueva revolución de la fuerza laboral. Hasta hace poco todo eran predicciones, pero la realidad de la IA como sustituta de las personas empieza a alcanzarlo. Uno de los ejemplos más impactantes es el de un colegio privado de Londres, el David Game College, que ha puesto en marcha un programa piloto para grupos de 20 alumnos en el que todas las asignaturas principales se imparten mediante un sistema de aprendizaje adaptativo basado en IA.
Los alumnos que participan en ese programa, de entre 15 y 17 años, pagan una matrícula que cuesta 27.000 libras anuales (unos 32.000 euros). Con el sistema del aprendizaje adaptativo, un algoritmo de IA evalúa de forma periódica la comprensión del plan de estudios por parte de cada alumno y crea los itinerarios particulares que considera que necesita cada uno de ellos para adquirir los conocimientos necesarios. Aunque los alumnos podrán contar con “tutores de aprendizaje” cuando lo requieran, es obvio que se pierden el factor humano en una fase clave de su vida.
El propio Ministerio de Educación del Reino Unido salió al paso de este tipo de educación en diciembre del año pasado para afirmar que “los profesores son insustituibles, y la IA nunca podrá sustituir el juicio profesional de los profesores y la relación personal que mantienen con sus alumnos”. El gobierno, que hace nueve meses era de un signo político distinto al actual, proponía entonces que “con cualquier herramienta de IA, los profesores estén siempre al mando y haya siempre un 'humano en el bucle'”. Como ejemplo, aseguró entonces que no apoyaría “el uso de la IA para elaborar planes u orientaciones personalizados sin la participación humana experta”.
Otros empleos que están empezando a sufrir una sustitución en Estados Unidos es la de los taxistas y otros servicios de transporte de viajeros. Los primeros servicios que se han puesto en marcha con compañías como Cruise han dado serios problemas, pero en estos momentos Waymo, propiedad de la matriz de Google, Alphabet, realiza más de 100.000 trayectos semanales en las ciudades de Los Angeles, San Francisco y Phoenix. Esa cifra es el doble de los que hacía en el mes de mayo.
En el horizonte está el futuro robotaxi de Tesla, que debía presentarse en agosto pasado y ahora tiene nueva fecha para el próximo 10 de octubre. El planteamiento de la compañía de Elon Musk es que cualquier persona pueda comprar un robotaxi que trabaje para él llevando pasajeros. Todo funcionaría mediante una app de Tesla, que no tendría en realidad una flotilla propia. El vehículo utilizaría el sistema de conducción autónomo de Tesla (FSD) y sería un coche diseñado para este propósito, que se higienizaría de forma automática después de cada trayecto.
Las tareas en las que una IA puede estar ocupando el puesto de seres humanos siguen creciendo. El periodismo precisamente es una de ellas. Aunque las máquinas no pueden salir a hacer reportajes, sí pueden automatizar algunas tareas. Recurrir a la inteligencia artificial generativa para conseguir una mayor productividad conlleva también algunos riesgos éticos, como la inexactitud de las informaciones que una IA se puede inventar o la protección de los derechos de autor. En Hollywood tienen la mirada puesta en las nuevas IAs de generación de vídeo, que avanzan en realismo de forma asombrosa día a día, y en el sector financiero están de moda los robots brokers de IA, que trabajan las 24 horas y analizan millones de datos para tomar decisiones. Todo esto y mucho está ya en marcha. Y acabamos de empezar. - Francesc Bracero en la vanguardia.
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