QUIEN MAL ANDA...
En el 2018 había encuestas demoscópicas que apuntaban a la posibilidad de que Ciudadanos dejara atrás al PP en las siguientes elecciones generales. Un año antes, los de Albert Rivera habían sido la primera fuerza en el Parlament, en los comicios convocados tras el referéndum del 1-O y la intervención de la Generalitat. Siete años después son una fuerza extraparlamentaria tanto en el Congreso de los Diputados como en la Cámara catalana. En Barcelona, en sus mejores años, el partido tenía una sede grande y vistosa en la calle Balmes, por encima de la Diagonal, pero en el 2021 su capital político autonómico se fue a pique y la formación se quedó con solo seis escaños. Este año, en mayo, los naranjas sufrieron la estocada final y se quedaron fuera del Parlament. La sede que tenían hasta ahora, más discreta, en ronda Sant Pau, en el centro de la capital catalana, ha echado esta semana el cierre. El logo del partido ya se ha borrado y apenas quedaba ayer un corazón con las banderas catalana y española en el mostrador y en el interior se veían butacas naranjas. Pero el partido ya no está. La nueva política dura lo que dura dura. Como reza el refrán: Quien mal anda, mal acaba. Conste en acta que el dicente ya vislumbraba la desaparición del partido en este artículo de 2016. Siguiendo la estela de UPyD y con Podemos en la lista de salida.
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