Siempre la vivienda. La vivienda en España está abandonando la categoría de mero problema para entrar de lleno en el terreno de la alarma social. Entre septiembre del 2023 y el mismo mes del 2024 los precios de venta de los pisos se incrementaron un 8,1%, según datos del portal inmobiliario Idealista, que señalaba que en algunas ciudades como Valencia, el encarecimiento era superior, por encima del 20%. Eso en el caso de adquirir una casa, porque en el alquiler la situación es incluso peor, con una oferta no solo insuficiente sino además menguante. Las razones se encuentran en la poca vivienda construida y el incremento de la población.

Es en este contexto, en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado esta misma semana una batería de medidas para incrementar la oferta de alquiler asequible, así como para facilitar la construcción de viviendas públicas. El mismo contexto en el que solo unas horas antes el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, hizo también público un plan en este mismo sentido.

No es la primera ocasión en que España se ha tenido que enfrentar a una situación crítica por lo que respecta a la vivienda. El franquismo tuvo que hacer frente a una emergencia parecida por la migración masiva del campo a la ciudad de los años 50 y 60. Entonces se inició un programa para la construcción de cientos de miles de viviendas protegidas y subvencionadas que tenía como objetivo que España se convirtiera en un país “de propietarios y no de proletarios”, según el falangista José Luis Arrese.

Al margen de la valoración que pueda hacerse de la política de vivienda de Franco –antes de echar las campanas al vuelo hay que pensar que se partía de unas ciudades repletas de chabolas por lo que el margen de mejora era muy amplio- lo cierto es que España se ha visto cíclicamente afectada por la escasez de vivienda digna. Y en ambos casos la razón se encuentra en los movimientos masivos de población, la emigración del campo a la ciudad en el siglo XX y la llegada de inmigrantes desde el extranjero en el XXI.

Ahora que se están celebrando los 50 años de la muerte del dictador, bueno sería decir que no todo lo hizo mal, y no es un blanqueo, durante cualquier mandato sea democrático o dictatorial no todo lo hace mal el Gobierno, y en este sentido el Gobierno de Franco, hacia el final del mismo en el tema de la vivienda creo que actuo bastante bien. Vaya como ejemplo Ciutat Badia. España tiene 14.000 habitantes y podría recorrerse en 10 minutos. No es una broma. Badía del Vallés es un municipio a solo nueve kilómetros de Barcelona que fue construido en los sesenta con la forma de la península ibérica. De este modo, el nombre y la situación de cada calle reproducen los lugares más destacados de nuestro país. La avenida del Cantábrico y del Mediterráneo delimitan la localidad al norte y al este, y además cuenta con la calle Burgos, Zaragoza o la Mancha, coincidiendo con su ubicación geográfica aproximada. También están Oporto y Algarve en el extremo luso, y las Baleares en el extrarradio. Asimismo, los bailes regionales españoles dan nombre a las escuelas públicas: seguidillas, sardanas, muñeiras, jotas... Todas tienen un lugar en este municipio de la comarca del Vallés Occidental. Incluso el único Mercadona del municipio, casualidad o no, se encuentra en el lugar donde debería estar, la calle Valencia.

Orígenes de Badía - Denominada entonces Ciudad Badía, esta ciudad fue concebida en los 60 para aliviar la alta concentración de inmigrantes procedentes del resto de España. La situación urbanística en Barcelona era por entonces dramática: el precio del metro cuadrado era inasequible para las clases bajas, y abundaba el barraquismo y la pobreza extrema en gran parte de la ciudad. Enclaves como Bellvitge, la Florida o Ciutat Meridiana, fueron la respuesta del Ministerio de Vivienda para combatir este fenómeno. En el caso de Badía del Vallés, se planificó la construcción de 12.000 viviendas sociales, pero finalmente solo se construyeron 5.372 en forma de grandes bloques, de entre 5 y 16 plantas, rodeados de zonas verdes.