Es en este contexto, en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado esta misma semana una batería de medidas para incrementar la oferta de alquiler asequible, así como para facilitar la construcción de viviendas públicas. El mismo contexto en el que solo unas horas antes el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, hizo también público un plan en este mismo sentido.
No es la primera ocasión en que España se ha tenido que enfrentar a una situación crítica por lo que respecta a la vivienda. El franquismo tuvo que hacer frente a una emergencia parecida por la migración masiva del campo a la ciudad de los años 50 y 60. Entonces se inició un programa para la construcción de cientos de miles de viviendas protegidas y subvencionadas que tenía como objetivo que España se convirtiera en un país “de propietarios y no de proletarios”, según el falangista José Luis Arrese.
Al margen de la valoración que pueda hacerse de la política de vivienda de Franco –antes de echar las campanas al vuelo hay que pensar que se partía de unas ciudades repletas de chabolas por lo que el margen de mejora era muy amplio- lo cierto es que España se ha visto cíclicamente afectada por la escasez de vivienda digna. Y en ambos casos la razón se encuentra en los movimientos masivos de población, la emigración del campo a la ciudad en el siglo XX y la llegada de inmigrantes desde el extranjero en el XXI.
Ahora que se están celebrando los 50 años de la muerte del dictador, bueno sería decir que no todo lo hizo mal, y no es un blanqueo, durante cualquier mandato sea democrático o dictatorial no todo lo hace mal el Gobierno, y en este sentido el Gobierno de Franco, hacia el final del mismo en el tema de la vivienda creo que actuo bastante bien. Vaya como ejemplo Ciutat Badia. España tiene 14.000 habitantes y podría recorrerse en 10 minutos. No es una broma. Badía del Vallés es un municipio a solo nueve kilómetros de Barcelona que fue construido en los sesenta con la forma de la península ibérica. De este modo, el nombre y la situación de cada calle reproducen los lugares más destacados de nuestro país. La avenida del Cantábrico y del Mediterráneo delimitan la localidad al norte y al este, y además cuenta con la calle Burgos, Zaragoza o la Mancha, coincidiendo con su ubicación geográfica aproximada. También están Oporto y Algarve en el extremo luso, y las Baleares en el extrarradio. Asimismo, los bailes regionales españoles dan nombre a las escuelas públicas: seguidillas, sardanas, muñeiras, jotas... Todas tienen un lugar en este municipio de la comarca del Vallés Occidental. Incluso el único Mercadona del municipio, casualidad o no, se encuentra en el lugar donde debería estar, la calle Valencia.
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