DeepSeek, CRISIS DE FE


El aleteo de un dragón en China ha producido un tsunami en Wall Street. Podría ser una variante de esa metáfora de la mariposa que desata, semanas después, la formación de un tornado en la otra punta del mundo. Pero no, esta vez es real. El aleteo lo ha hecho la aparición de DeepSeek, un nuevo chatbot inteligente que ha provocado pérdidas multibillonarias por la caída del Nasdaq, y más importante, una crisis de fe en la religión de la IA.

Detrás de DeepSeek se encuentra Liang Wenfeng, un joven ingeniero electrónico y máster en ingeniería de la información y la comunicación. Con dos compañeros de la universidad fundó en 2016 el fondo especializado en inversiones basadas en IA, High-Flyer. Y de ahí, en 2023, DeepSeek. Lo demás es historia, que vivimos en directo.

El gran mérito del chatbot de DeepSeek —de los modelos de lenguaje, siendo rigurosos— no es que haya sido desarrollado con tecnología de segundo nivel por culpa del bloqueo a las exportaciones de EE.UU.; o que esté al nivel del ChatGPT; o que sus costes de desarrollo sean inferiores en un 90%; o que sea gratis para todos, no. Todo esto cambia las reglas del juego, pero hay más. El mérito DeepSeek es que es de código abierto: todo el mundo puede bajarlo, utilizarlo en su ordenador —aquí sí, sin el control de China— y quien quiera puede utilizarlo para construir encima. Esto no es cambiar las reglas; esto es cambiar de juego.

El primer efecto del aleteo del dragón ha impactado en los mercados. Si no son necesarios los chips de última generación de Nvidia, ni se necesitan tantos y encima la competencia regala producto y servicio, quizás es que estamos haciendo el primo, han pensado los inversores. En números: caída del 17% en las acciones de Nvidia, reduciendo su capitalización de mercado en 590.000 millones de dólares. ¿Y las empresas? Microsoft y Amazon ya ofrecen a sus clientes los modelos de DeepSeek junto con ChatGPT y otros. ¿A igualdad de prestaciones cuál elegiría? ¿ChatGPT a 25 euros al mes por usuario o DeepSeek gratis? Haga números.

El segundo efecto es más profundo y tiene más que ver con la fe que con la ciencia. Empresas como OpenAI, Google, Meta y Microsoft —todo el movimiento aceleracionista en general— tienen como dogma de fe que, más datos, más potencia de cálculo y más parámetros da como resultado modelos mejores. O tenían. Es lo que se conoce como ley de Kaplan, la que justificaba inversiones billonarias en compra chips, construcción de centros de datos y consumo de energía.

Bien, pues si algo demuestra la existencia de DeepSeek es que esto no tiene porqué ser necesariamente así, que los avances en IA pueden lograrse mediante innovaciones en algoritmos y eficiencia del software, más que sólo con un aumento de la potencia de cálculo y de la cantidad de datos. Menos es más, también sirve para la IA. - Josep María Ganyet en la vanguardia.

Compartir:  

Comentarios