Estados Unidos tiene una crisis de huevos. Dicho en el sentido literal, sin caer en las metáforas genitales tan asociadas al machismo en boga. Los huevos, producto básico en la alimentación de los estadounidenses, se han convertido en un bien preciado en Estados Unidos en los últimos meses.

La gripe aviar y la codicia mantienen este producto básico en precios prohibitivos en Estados Unidos, hasta el punto de que, pese a su política arancelaria, los responsables de Agricultura de la Administración Trump han solicitado a los países europeos que les echen una mano exportando huevos para evitar el encarecimiento de este producto en EEUU. También lo han pedido a Dinamarca, objeto de acoso por la Casa Blanca por la propiedad de Groenlandia.

La petición de ayuda a Dinamarca y otros países europeos fue revelada por la Asociación Danesa del Huevo y coincidió en el tiempo con la imposición de aranceles sobre el acero y el aluminio europeos y la amenaza de un gravamen del 200% a las importaciones de bebidas alcohólicas procedentes de la UE. Todo esto mientras Trump insistía en arruinar a Dinamarca si persiste en la negativa a cederle el control de Groenlandia.

Un dato ilustrativo de la precaria situación de Estados Unidos puede encontrarse en los datos de los agentes fronterizos (CBP), que desde octubre de 2024 han llevado a cabo más operaciones de decomiso de huevos de contrabando que de fentanilo. El contrabando se disparó en menos de medio año un 36%, con San Diego experimentando un aumento enorme, del 158% en algunos casos. Los vigilantes aduaneros se han incautado de 3.678 productos relacionados con los pájaros de corral, en comparación con 352 de fentanilo. La ansiedad de los consumidores por la falta de huevos explica uno de esos golpes del siglo con el robo en Pensilvania de un cargamento de 100.000 huevos. Su valor se calculó en 40.000 dólares sin contar la inflación.

La escasez de huevos se debe al impacto de la crisis aviar, con unos 166 millones de pájaros sacrificados en el peor brote en una década, y, según dicen los expertos, por la codicia de las grandes explotaciones, que se aprovechan de la situación para subir los precios. Según estudios de mercado, los huevos de granjas ecológicas y orgánicas, que nutren a las gallinas con delicias del estilo de los chefs de tres estrellas, salen al mercado con un precio más competitivo que las producciones de granjas masivas, donde las gallinas ponedoras las sacian con cualquier cosa que sea barata.

Existen, aunque con precios en algunos establecimientos de 15 dólares la docena. No todo es así. No todos estos productos proceden de gallinas aristocráticas. En Nueva York, en una cadena de supermercados populares como Trader Joe's podían comprarse el domingo por debajo de los cuatro dólares –a 3,99–, pero había que madrugar. Si bien sólo permiten adquirir una caja de doce, a las tres horas (quizás antes), la estantería estaba vacía, en una imagen propia de una economía de guerra. Hay picardía. El marido, la mujer y el hijo van a comprar, cada uno por separado, para acumular o realizar un pequeño negocio. Otros actúan así para ayudar a quienes no pueden permitirse este lujo cotidiano.

Trump aseguró que, en cuanto tomara el mando del Gobierno, caerían los precios enseguida por arte de encantamiento. Sólo le hacía falta un día. En febrero, en su primer mes completo en la Casa Blanca, los huevos se habían encarecido un 10% respecto a enero, un 59% en términos interanuales. Al igual que hubo un impuesto revolucionario con el cierre pandémico, sobrecoste que ha quedado incorporado en los precios, los restaurantes neoyorquinos cobran una tasa de 0,50 o 1 dólar por menús típicos de los brunch como los Eggs Benedict .

Los analistas sopesan que, después de subidas continuadas, el precio de los huevos podría empezar a bajar. El Departamento de Agricultura informó el lunes de que en marzo se mantendrá al nivel de los precios de febrero, puesto que se frenarán los contagios de gripe aviar. Pero todo, y más en ese caso, es muy volátil. Sólo el indicio de otra propagación relanzaría los costes. Y advierten que, aunque los precios mayoristas caigan, tardará en llegar a los bolsillos de los consumidores. Cuestión de huevos. 

                                             Francesc Peirón en la vanguardia.