Cosas gravísimas. Anotemos solo dos: España vuelve a romperse y –¡peor aún!– en toda Catalunya habrá pronto pogromos con ciudadanos sacados del Auca del senyor Esteve que, con el Virolai como banda sonora, participarán en batidas de magrebíes y sudamericanos para usarlos como materia prima en la elaboración de fuets y botifarras. Este es el caricaturesco menú argumental que ofrecen la derecha española y los podemitas para oponerse al acuerdo de cesión de competencias en la gestión de la inmigración alcanzado entre PSOE y Junts que ahora inicia un fatigoso trámite parlamentario.
Más allá de las reacciones está el fondo del asunto. Se imponen algunas aclaraciones al margen de la propaganda de unos y otros. La Generalitat no podrá fijar política de inmigración alguna. Se limitará a gestionar administrativamente la que decidan la UE y el Gobierno de España. Y los procesos de aceptación y expulsión seguirán siendo tan garantistas, generosos o restrictivos como marque la legislación estatal. Y de la fantasía de la exigencia del catalán a los inmigrantes, algo que quita el sueño a quienes confunden la legítima preocupación por el futuro de una lengua con actitudes supremacistas, cabe decir que no es más que una ensoñación inflada por el relato juntero. Tal imposición no cabe en la ley. En España y en Catalunya se podrá seguir haciendo el pijo como expat en el Born, conduciendo un taxi o poniendo ladrillos en la obra sin saber una palabra de la lengua de los indígenas.
Por último: premio gordo para Junts. Con independencia de lo que suceda con la ley, el partido de Puigdemont ha ganado la chochona en la tómbola de las negociaciones. Lanza un mensaje de prioridad sobre la inmigración para intentar taponar –ya veremos con qué éxito– el predecible ascenso de Aliança Catalana. Pero además, como quien gobierna en Catalunya son los socialistas y con esta cesión competencial no va a disminuir la llegada masiva de extranjeros, ni a facilitarse el procedimiento de expulsión de reincidentes, ni a resolverse la dificilísima gestión de los menores no acompañados, los junteros sientan las bases para poder golpear a su gusto a Salvador Illa acusándolo de dejadez, ineficacia e irresponsabilidad en la gestión de la inmigración antes de que cante el gallo. Así será. Con o sin cesión de competencias. - Josep Martí Blanch.
¿Y el ínclito García Page?, se preguntaran vuesas mercedes. Pues como siempre a la suya, haciendo buena la frase de Marx, Groucho? Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas, por qué él, puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se dejen vuesas mercedes engañar, es realmente un idiota.