martes, marzo 25, 2025

VIVIR EN ZAPATILLAS


En una reunión de amigas, todas muy exitosas, les expliqué que empezaba a identificarme con el título del último ensayo de Pascal Bruckner, Vivir en zapatillas (Siruela), que analiza la tentación –y el peligro– de renunciar al mundo actual y amedrentarse, escribe Laia Bonet en la vanguardia. Todas me miraron raro, y ya no me atreví a confesarles que, desde hace un par de Navidades, mi lista de regalos deseados ha sido colonizada por sábanas blancas de 300 hilos, calcetines de cachemira o zapatillas forradas con pelo de borrego. Toda una declaración de intenciones y certezas: ¿Cómo concebir una ráfaga de felicidad sin el placer de sentirse a salvo con un libro y los pies calientes?
La democracia liberal sigue en choque ante la acometida de un trumpismo desatado y sin complejos, que hace apología de la ignorancia y la grosería. Sin olvidar la vileza. Es cierto que, mientras unas deseamos andar en zapatillas por la vida, sin necesidad de pasar por un sanatorio, otras se calzan botas de escalar para dominar el vértigo en los escarpados pendientes. Pero la tentación de alejarse del debate público es recurrente, ¿Quién nos adiestrará la generación que tiene la clave de un futuro que ahora mismo es aún más fungible que el presente?

Afortunadamente, Laia Bonet no sólo vive en zapatillas, sino que la edil del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona participa activamente en la vida real. En la parte final de la sesión de ayer de la comisión del Ayuntamiento de Barcelona que baraja el problema de la vivienda, el sistema de traducción simultánea dejó de funcionar. Ocurrió justo cuando Laia Bonet, replicaría a la líder de BComú, Janet Sanz, que había cargado duramente contra el Gobierno del alcalde Jaume Collboni para, a su entender, no aplicar “políticas valientes”. Pasados ​​unos minutos, el edil del PSC se ofreció a ser intérprete de uno de los expertos invitados, Ian Brossat, copresidente del grupo comunista del Senado francés y teniente de alcaldía de Vivienda de París del 2014 al 2023. A Sanz, que preside dicha comisión, le pareció. Gracias a esta anécdota, las dos concejales, que se habían enzarzado en una de las discusiones a las que nos tienen acostumbrados en los últimos tiempos, pudieron atenuar la tensión y acabar bromeando. Lo que demuestra esa frase de la que hablando se entiende la gente y encima en el caso de Laia Bonet, en francés, un idioma tan cercano y tan desconocido en nuestro país, y demuestra también, que no todos los políticos son iguales, hay ilustrados, o en este caso ilustradas, gracias a vivir en zapatillas, a tiempo parcial, eso sí. Laia Bonet y Janet Sanz, lo demostró ayer, y es que a veces la política es cosa de pequeños detalles, pequeños pero importantes.

0 Comentarios:

Publicar un comentario