La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha alertado este lunes del reto que va a suponer para las ciudades el envejecimiento de la población. En un informe ha advertido de que aquellas ciudades que no atiendan esos cambios y que no diseñen políticas adaptadas tanto a los mayores como a los más jóvenes se enfrentarán a "significativos costes económicos y sociales". Estos costes incluyen peores resultados en salud, soledad y pobreza entre la población mayor, menos oportunidades educativas y sociales para la infancia, y una menor capacidad de atraer a los jóvenes, con consecuencias directas sobre el mercado laboral y el crecimiento de la productividad.
Es por ello que urge a las grandes urbes a diseñar políticas que hagan compatibles las necesidades de los diferentes grupos de edad, ya que un enfoque inclusivo por edades puede favorecer la cohesión social, la sostenibilidad ambiental y la competitividad económica, generando múltiples beneficios. Políticas que van desde la vivienda hasta el urbanismo o el empleo. Y pone dos ejemplos de buenas prácticas: las 'superilles' de Barcelona y el edificio intergeneracional de Alicante.(en la fotografia)
Las personas mayores de 65 años serán el 27,9% en el año 2040 en las áreas metropolitanas de los países miembros.
Aunque las ciudades suelen tener una población más joven que las zonas rurales, el informe de la OCDE advierte de que también están envejeciendo rápidamente. Entre 2000 y 2022, el número de personas de 65 años o más por cada 100 personas en edad de trabajar (20-64 años) aumentó en todas las aglomeraciones urbanas de los 35 países miembros de la OCDE con datos disponibles. Esta proporción pasará del 20,9% en 2020 al 27,9% en 2040, de media, en 29 de estos países. Aquellos de 80 años o más se duplicarán y alcanzarán el 10% de la población. Se estima que en Corea, Japón, Italia, Grecia y Portugal, la proporción de mayores de 65 años supondrá más de un tercio del total en 2050 (alcanzando el 40%, el 38%, el 35%, el 34% y el 34% respectivamente).
La OCDE insta a las ciudades a impulsar vivienda asequible y accesible tanto para mayores como para jóvenes
Este cambio demográfico, subraya el informe, afectará en mayor medida a las ciudades más pequeñas y en decadencia. Se estima que el crecimiento de la población en ciudades de entre 250.000 y un millón de habitantes disminuirá entre un 3% y un 4%.
Visto este panorama, y con el objetivo de lograr ciudades inclusivas para todas las edades, la OCDE propone priorizar una planificación urbana flexible e inclusiva, con criterios de diseño universal que tengan en cuenta las necesidades específicas según la edad, así como impulsar una vivienda asequible y accesible tanto para jóvenes como para personas mayores.
En este ámbito, el informe considera que las supermanzanas de Barcelona son una iniciativa que contribuye a hacer las ciudades más accesibles, seguras e inclusivas "para todas las edades". El informe destaca que la conversión de calles y plazas en espacios peatonales a través de las supermanzanas beneficia especialmente a la infancia y a las personas mayores, colectivos que a menudo encuentran dificultades para desplazarse en entornos dominados por el tráfico rodado.
El informe considera que las 'superilles' de Barcelona son una iniciativa que contribuye a hacer las ciudades más accesibles, seguras e inclusivas "para todas las edades". Según el documento, este tipo de transformaciones urbanas —como la redistribución del espacio público, la reducción del tráfico y la creación de zonas verdes y de ocio— ganaron protagonismo a raíz de la pandemia y han contribuido a mejorar la vida comunitaria.
El sistema de supermanzanas de Barcelona, que restringe el tráfico motorizado al perímetro de los bloques, “ha sido implementado con la intención expresa de garantizar beneficios para todas las edades”, y forma parte del Pla del Joc a l’Espai Públic y del programa Protegim les escoles. El informe recuerda que dos de los 36 indicadores que miden el programa de supermanzanas son específicos por edad: la superficie destinada a juegos infantiles y la proporción de usuarios mayores de 65 años y menores de 14 respecto a la población de entre 15 y 64 años.
La OCDE también pone como ejemplo la Barcelona Health Hub, una asociación sin ánimo de lucro que impulsa la innovación en salud digital y su transferencia al sector sanitario. La organización señala que la inversión en soluciones digitales para la salud, como las del BHH, puede estimular la economía vinculada al envejecimiento —la conocida como silver economy—, reducir los costes sanitarios y generar empleo para jóvenes formados en tecnologías digitales. Según datos citados por la OCDE, la salud móvil (mHealth) podría ahorrar hasta 99.000 millones de euros en gastos sanitarios en la Unión Europea y aportar 93.000 millones al PIB europeo si se fomenta su uso. - elperiodico.com
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