El periodismo en las guerras pasa a ser los ojos de todos. El papel de los periodistas en los conflictos bélicos no es solo informar de la realidad de los hechos, sino también dar valor a las víctimas y exponer las injusticias. Una vieja máxima del oficio es que la primera víctima de las guerras es la verdad, pero a veces se olvida que la segunda resulta ser la justicia. Las mentiras se fabrican cuando se han cometido injusticias y alguien tiene que dar explicaciones. Los corresponsales de guerra se juegan la vida para ser testigos imparciales de la realidad. A veces es realmente difícil serlo, a pesar de que su obligación es acercarse tanto como sea posible a la verdad.
Un periodista muestra la cámara de un compañero palestino, Hussam al-Masri, muerto en un ataque isarelí a un hospital en agosto Afp
Christiane Amanpour, corresponsal de guerra de la CNN, ha escrito que “los periodistas, con sus papeles y bolígrafos, con los portátiles y conexiones satélite, las cámaras y equipos de televisión, en los conflictos armados pueden marcar una diferencia, pero sobre todo, ayudar a hacer del mundo un lugar mejor”.
Antes de empezar la gala de anoche, donde se concedieron los premios que otorga este diario a las personas que han destacado por su excelencia o su solidaridad, La Vanguardia quiso rendir homenaje en un vídeo a los 250 periodistas que han muerto y a los 500 que han resultado heridos en dos años en la franja de Gaza. Han muerto más reporteros que en la Primera y Segunda Guerras Mundiales. O más que en los conflictos de Vietnam, los Balcanes y Afganistán juntos. Y pese a todo, sigue habiendo profesionales que se juegan la vida para que la realidad no vaya a negro, siguiendo en un territorio devastado, porque son intermediarios entre el dolor y el olvido. Seguramente, el único consuelo para los familiares de las víctimas.
La verdad es la primera víctima en las guerras, pero la segunda es la justicia
Ryszard Kapuscinski tituló uno de sus libros con la frase Los cínicos no sirven para este oficio. Su tesis es que los periodistas deben ser buenas personas, porque solo ellas intentan comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades y sus tragedias.
Hemos de combatir la deshumanización del otro y la desafección de valores esenciales. Y reconocer la entrega de los periodistas que trabajan en Gaza, con riesgo de sus vidas, para que la verdad no acabe sepultada bajo las ruinas. Màrius Carol.
El primer enemigo a abatir es el periodista. La verdad molesta.
Hasta septiembre de 2025, se estima que al menos 250 periodistas han muerto en Gaza desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023.