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sábado, octubre 25, 2025

LA VECINA QUE ROBÓ UN PICASSO SIN QUERER

 Misterio resuelto. Al final, el caso no era tan propio del Inspector Clouseau y la glamurosa Pantera Rosa como de Pepe Gotera y Otilio y sus chapuzas a domicilio. La desaparición del cuadro de Picasso Naturaleza muerta con guitarra, tan pequeño que, como puede apreciarse en la imagen, el marco abulta más que la lámina, había despertado todo tipo de especulaciones tras un accidentado traslado desde Madrid hasta Granada, donde iba a exponerse junto a otros bodegones de los siglos XVII al XX. Pero, en realidad, este gouache con mina de plomo sobre papel de 12,7 x 9,8 centímetros, no salió nunca, no ya de Madrid, sino del portal de la casa de su dueño, un coleccionista privado que lo había adquirido por unos 60.000 euros años atrás y asegurado en 600.000 euros, diez veces más de su coste.  

Aunque ciertas irregularidades habían llamado la atención desde el inicio mismo del transporte –como el hecho de que la lista de las 56 piezas cargadas en el furgón estaba mal ordenada de origen y las piezas no estaban bien identificadas con un número–, las miradas se centraron en los dos empleados que, en lugar de hacer el trayecto de Madrid a Granada del tirón hicieron noche en la localidad de Deifontes, a solo 22 kilómetros de su destino. Si bien, como declararon a la policía, no dejaron la carga en ningún momento sin vigilancia y se turnaron para que en el vehículo siempre hubiera alguien, este extraño procedimiento, del que CajaGranada, organizadora de la muestra Bodegón. La eternidad de lo inerte, no se hacía responsable, concentró las sospechas de la opinión pública sobre los transportistas.

Sin embargo, la pista no estaba en el furgón, en el que nunca llegó a entrar la obra de Picasso, que ni siquiera salió del inmueble, situado en la avenida Pío XII de la capital española. Tal vez por lo pequeño que era este bulto comparado con los demás, a los empleados de la empresa de transporte se les olvidó en el portal. Y fue una vecina quien, al encontrarlo allí, lo subió a su casa pensado que era el paquete de un pedido.

El paquete se quedó olvidado en el portal de la casa del dueño y no se cargó en el furgón

Esta mujer, que no debió de ver nada en el embalaje que le despertara la curiosidad, no lo abrió al llegar a casa y lo dejó en algún rincón de su vivienda. Pasó el tiempo y el Picasso, de cuya desaparición se hizo eco toda la prensa el 16 de octubre, aunque se había denunciado días antes, seguía en el olvido.

Fue el marido de esta vecina quien comentó con ella la noticia del extraño caso del Picasso perdido, que era la comidilla de las conversaciones. ¿Cómo había sido posible algo así? ¡Qué falta de profesionalidad! ¡Vaya manera de hacer las cosas!

Fue entonces cuando la mujer cayó en la cuenta de que había encontrado un paquete en el portal... ¿Dónde puse yo...? ¿No será el cuadro de Picasso? Aquí hay por lo menos un vecino que tiene obras de arte en su casa... Y el matrimonio, sin atreverse a abrirlo, llamó a la policía...

Pues sí. Efectivamente. Allí estaba la pequeña Naturaleza muerta con guitarra –hay más de una obra con este título en la prolífica producción del artista malagueño– pintada en 1919, seguramente en París, donde residía el pintor en aquella época, la de su periodo cubista, y desaparecida más de un siglo después en Madrid.

Este viernes, cuando el robo de las joyas de los reyes de Francia en el Museo del Louvre había dejado en muy segundo plano la pérdida del Picasso en España, la policía científica, entre grandes medidas de seguridad, ha abierto el paquete y ha comprobado que en su interior estaba la obra buscada.

Con todo, tras certificar la autenticidad del cuadro, la brigada de patrimonio histórico de la Policía Nacional ha anunciado que mantiene abierta la investigación para saber cómo pudo producirse tan rocambolesco despiste, que, una vez resuelto, sin duda representa un alivio para los atribulados transportistas. Julio Hurtado.

No se podía decir, pero ni caso al cuadro de Picasso, la presunta obra es una mierda atada a un palo, pintada por un farsante.

2 comentarios:

  1. País de chapuzas.
    A mí me liaron una buena en el súper por algo parecido: cogí "sin querer" un puñado de bombones con papel de un montón enorme que había delante de la caja, me los metí en el bolsillo y la cajera me preguntó que cuántos había cogido. El caso es que me los hicieron pagar. Y no estaban buenos. Más falsos que el cuadro de Picasso.

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  2. Es que es una chapuza desde el principio hasta el final, no se entiende como puede suceder alguna cosa así, a no ser que hubiera algún interés en que el cuadro de marras se perdiera y así cobrar el seguro, 600 mil euros de nada.

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