España es un país donde abundan los pícaros. Y la política ha dado unos cuántos: Luis Roldán, Francisco Correa, José Manuel Villarejo, Koldo García, entre otros. Sus andanzas los han llevado a la cárcel –a todos aún no– y los han convertido en protagonistas mediáticos. Todos sus testimonios merecen ser escuchados, y sobre todo investigados, pero, en el contexto de sus andanzas, cuesta tomarse en serio algunas de sus acusaciones o, en todo caso, valdría la pena tener en cuenta la presunción de inocencia de aquellos a los que culpan.
Hoy coinciden en nuestro diario la investigación de la UCO sobre las andanzas de la trama donde están implicados el citado Koldo, el exministro José Luis Ábalos y el empresario Víctor de Aldama y la actuación de una jueza de Andorra que investiga una acción de la llamada policía patriótica que tiene al excomisario Villarejo como protagonista. Del primer caso, llevamos esperando el informe de la UCO sobre la implicación del ministro Ángel Víctor Torres desde antes del verano. En los mentideros políticos de Madrid se daba por descontado un escándalo que afectaba al ministro canario y también a la actual presidenta del Congreso, Francina Armengol, por comprar mascarillas a la empresa de Víctor de Aldama durante la covid, cuando eran presidentes, respectivamente, de las comunidades de Canarias y Baleares. A la vista del informe de ayer, Torres puede estar tranquilo. A ojos de hoy puede parecer un escándalo tener tratos con Koldo, pero, en aquel momento, este era la mano derecha del ministro de Transportes, José Luis Ábalos y, si alguien ofrecía material sanitario, era lógico mover cielo y tierra para adquirirlo. El informe no aporta ningún dato delictivo del ministro.
En el segundo caso, un Villarejo desacreditado y demonizado, denuncia con rotundidad cómo recibió órdenes del Ministerio del Interior, en la época en que el presidente era Mariano Rajoy, para provocar el cierre de la Banca Privada d’Andorra (BPA) por no facilitar información sobre las cuentas que supuestamente tenían Jordi Pujol, Artur Mas y Oriol Junqueras en esta entidad del Principado. La noticia no va a tener apenas recorrido. Ya se lo garantizo. Y es que en España hay pícaros y pícaros. Unos tienen voceros y otros parece que no existen. Jordi Juan en la vanguardia.


En cualquier caso nada que ver con los pícaros de antaño. Aquellos lo hacían solo para sobrevivir. Su astucia y sus habilidades las desarrollaban en una situación de hambre y privaciones. Estos son unos golfos que se lo gastan en putas, drogas y mariscadas.
ResponderEliminarLos pícaros de antes eran gente humilde que caía incluso simpática, Toni Leblanc los representaba la mar de bien. Estos de ahora no son pícaros, son cagabandurrieros de tercera.
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