EL TAXI QUE MATÓ A KITKAT

Vehículo de Waymo transportando pasajeros la semana pasada en San Francisco 

 F. Bracero la vanguardia

La semana pasada estuve en San Francisco y en esta última visita me han sorprendido dos cosas: por una parte, he visto muchas menos personas sin hogar –dudo que hayan desaparecido y por eso me temo que simplemente las han expulsado a otros lugares– y la gran cantidad de taxis sin conductor que circulan por sus calles. 

Desde el verano del año pasado, la compañía Waymo, propiedad de Alphabet, la empresa matriz de Google, ofrece su servicio de taxis en coches que conducen solos, con aparatosos sensores LiDAR en su exterior para percibir de forma tridimensional todo lo que tienen a su alrededor. 
Por ahora, la única víctima de los Waymo ha sido KitKat , un precioso gato conocido por algunos vecinos del distrito Mission como el embajador de la calle 16 . El accidente ocurrió porque el animal echó a andar bajo las ruedas del vehículo justo cuando este arrancaba. La compañía de taxis autónomos envió su “más sentido pésame al dueño del gato y a la comunidad que lo conocía y lo quería” y anunció que hará, en memoria del felino, una donación a una organización de defensa de los derechos de los animales.

San Francisco, como Los Ángeles, Phoenix, Atlanta y Austin han empezado a normalizar el hecho de ver coches sin conductor por sus calles. No solo de Waymo. Otras compañías, como Zoox de Amazon, están en pruebas para empezar a prestar un servicio de transporte de personas. Tesla prepara su servicio de robotaxi, con coches que cualquiera podrá comprar para que trabajen por el propietario en el transporte de las personas.

No puedo dejar de sentir malestar por cualquier empleo que la IA amenaza con arrebatar a seres humanos. Al fin y al cabo, soy periodista. Qué les voy a contar de las tormentas tecnológicas, de internet a ChatGPT, pasando por los smartphones, a las que se han visto sometidos los medios de comunicación, en especial la prensa escrita. Vaya por delante mi solidaridad con los taxistas.

Por eso mismo, me gustaría advertirles que la oleada de los coches sin conductor parece imparable. Probablemente, la regulación europea respecto a la tecnología, más garantista que la estadounidense, frene esta oleada un tiempo. Pero un día, llegará. Barcelona ya prueba un autobús sin conductor.

l coche de Waymo es un lujoso y silencioso Jaguar eléctrico que no contamina el aire de la ciudad. Cuando se ha solicitado en una app y está adjudicado, no cancela el viaje porque se ha encontrado por el camino con unos turistas a los que sacar más dinero. Está disponible siempre. No hay que rezar para pillar uno en hora punta y no amenaza con paralizar la ciudad o un estadio como medida de presión en una reivindicación. Así que ya sabemos algunas cosas que se pueden hacer para que no deseemos que Waymo llegue pronto. 

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