Hace unos años pude visitar en Palestina la Basílica de la Natividad de Belén, alzada sobre la cueva que acogió el nacimiento de Cristo. Yo no creía entonces que allí hubiera nacido el hijo de Dios, a lo sumo un revolucionario que me caía simpático, pero hubo algo que me conmovió: la minúscula puerta por la que se accede al templo. Se llama puerta de la humildad y mide un metro veinte, así que hasta los más bajos tenemos que agacharnos, muchos tienen incluso que arrodillarse. El simbolismo es claro: para entrar al misterio del pesebre hay que hacerse pequeño. Ana Iris Simón.
Decía C. S. Lewis que la historia de Cristo es tan extraña —un Mesías que nace entre paja y se rodea de pescadores, publicanos y prostitutas, un Cristo que muere como un criminal y después anuncia su resurrección a las mujeres—, la historia de Cristo es tan poco conveniente para el poder —el de su época y el de todas las venideras— que difícilmente alguien podría habérsela inventado. Estén de acuerdo o no con Lewis, crean o no en la verdad de los Evangelios, lo que es innegable es que la de ese Dios que nace en un pesebre para morir en una cruz es la historia más bella jamás contada. Feliz Navidad. Como la noche de reyes, que estando basada en una mentira, es la más hermosa del nuevo año, la noche en que los padres, como decía Mafalda, se siente terroristas de la felicidad.
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Ya sabes que las navidades son la apropiación de las Saturnales y del Dies Natalis Solis Invicti paganos. Y que según algunos expertos, Jesús nació en agosto, en caso de que haya existido. Cosas del señor Teodosio y del chiringuito que se montó a continuación.
ResponderEliminarAsí que... felices Saturnales y feliz día del sol invicto.
Y era tan humilde que pudiendo nacer en Bilbao lo hizo en Belén.
ResponderEliminarSi llega a nacer en Bilbao no lo cruifican pues.
EliminarComo que hay Dios