Quién está dispuesto a morir por un ideal está, en el fondo, igualmente dispuesto a matar por un ideal. Todas las doctrinas comienzan con un mártir y terminan con una inquisición. Hay que tener en cuenta este aforismo de Fuster, este y el de los cristianos (independentistas por supuesto). Hay dos tipos de cristianos - dos tipos de profesar cualquier ideología - quienes prefieren recordar que el que no está conmigo, está contra mí (Math., XII, 30), y los que creen que quien no está contra nosotros, está con nosotros (Luc., IX, 50). 
Lo digo porque en los malos tiempos que corren la cosa cada vez más por aquí, y hemos llegado a un momento en que hay que definirse y hablar claro, las medias tintas ya no valen. ¿que quiere esa gente? que a mí no me interesa. 
Lo digo porque para empezar, España no me, ni nos roba, sino al contrario, me paga religiosamente cada mes la pensión, cuestión que no me puede garantizar nadie más, digan lo que digan, y no lo escribo por la mezquindad de cobrar o no, aunque tampoco me haría ninguna gracia sacrificar la pensión un par de meses por el bien de mi país. No se trata de eso, simplemente, España no nos roba, es el Gobierno de España el que no redistribuye adecuadamente el dinero que se recauda y paga aquí, sean 8 o 16 mil millones (más bien 8 mil millones del año), este punto parece claro, pero lo digo, porque decir España nos roba, es francamente desafortunado y ofensivo para la mayoría de españoles que posiblemente como nosotros sufren también este expolio en mayor o menor medida. 
Parecería pues que lo más razonable sería la negociación, el pájaro en mano del abuelo - chorizo ​​otoñal -, pero puesto al día, y parecía que ese era el camino elegido por Mas, pero los hechos, ANC y ERC lo han sobrepasado y ahora está tocado, hundido y out, sin ninguna posibilidad de decidir nada, prisionero de sí mismo y del entorno soberanista. 

En definitiva, un desorden, una tragicomedia sin sentido que no nos llevará a ninguna parte ni acabará aportando nada bueno. Ya dijo Aznar que antes se rompería la unidad de Cataluña que la de España, y el muy cabrón (dicho con cariño) acertó.