Me ha llamado la atención un hecho que comentaba el corresponsal de Rac1 en el programa Versión Rac1 en relación a los mineros que van sacando de la mina de San José en el desierto de Atacama en Chile. A medida que van saliendo más o menos cada hora y tras una ligera revisión médica, la policía nacional les toma las huellas digitales para certificar que son quienes dicen que son y que están vivos. En el momento en que estoy escribiendo este comentario ya han sacado 14.
En su chiste de ayer JR. Mora dibujaba al demonio que se quejaba de que dieran las gracias a Dios que estaba el cielo, cuando él estaba mucho más cerca de los mineros y no había hecho nada para llevàrselos a sus dominios, y es cierto, porque según declaraciones de uno de los mineros que ya han salido, no ha sido la perforadora ni la gente los EEUU que les ha ayudado que los ha salvado sino Dios, olvidándose del demonio de quien han estado mucho más cerca de lo que ellos mismos se piensan.
Como decía, lo que me ha llamado la atención, es que se ve que legalmente los mineros constaban como desaparecidos y por lo tanto se debe certificar burocráticamente que están vivos, puesto legalmente están en un limbo donde no cuentan como muertos pero tampoco como vivos. Parece un poco esquizofrènico, pero la justicia ya las tiene estas cosas.
En Sabadell hace muchos años un señor que se tiró al tren y éste le segó la cabeza matándolo el acto, pues bien, según el atestado de la Guardia Civil que no tiene hasta que llega el Sr. Juez a levantar el cadáver la potestad de decir si está muerto o vivo, decía que había encontrado el cuerpo de un hombre junto a la vía del tren y unos cincuenta metros más allá la cabeza y que el hombre estaba aparentemente o supuestamente muerto. Después dicen que no entendemos la Justicia, periodo es que se complican mucho la vida con sus SEVS kafkianas disquisiciones.
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