Un día de estos hará tres años de la exposición Bodies, que todavía da vueltas por todo el mundo. En aquel momento y a vueltas con esta noticia y un comentario de Julia, en La Panxa del Bou, surgió el tema del negro de Banyoles, que como todos saben ya no está en Banyoles sinó que fue devuelto a su lugar de origen en Botswana, África, donde fue enterrado con los honores que no le correspondían pero que decidieron darle sus compatriotas africanos.
Lo que posiblemente mucha gente desconoce, es que no se sabe exactamente quién carajo le enviaron a Botswana, y esta es la historia que he querido recuperar en una aburrida tarde de domingo.
Cuando alguien se pregunta: realmente los restos que se entregaron del negro de Banyoles eran los suyos?. ¡No! afirma con la boca pequeña quien os está escribiendo, y digo con la boca pequeña porque no tengo ninguna prueba. Todo lo que sé me lo contaron en una cena del gremio de panaderos de la provincia de Girona en Vilamalla hace ya unos cuantos años.
Parece ser que una vez que el ayuntamiento de Banyoles y los responsables del museo Darder decidieron devolver el negro a su país de origen, tuvieron la idea de hacer una copia para guardarla en el museo. No se sabe a qué artista le encargaron el trabajo (o no me lo quisieron decir), la cuestión es que forraron el cuerpo del negro y echaron silicona caliente para hacer un molde, y lo que sucedió es que el negro dañado y desgastado como estaba que era casi una capa tras otra de betún y dentro relleno de paja, con el calor se hizo añicos, vaya! que se fundió y quedó en nada. Una vez vista la magnitud de la tragedia se dice que se tuvo que recurrir al cementerio del pueblo a encontrar una calavera que más o menos diera el pego, y eso es lo que enviaron a Botswana.
No se si esta historia que me contaron y que os he contado, es una tomadura de pelo, una leyenda urbana o posiblemente sea cierta, pués el doctor Arcelin artífice del regreso y que residía en Cambrils, ya manifestó al ver la calavera que los dientes no le cuadraban, pero me imagino que ya no quiso remover más la cuestión y matarlo de una vez, no al negro que ya lo estaba, sinó al asunto del negro.
Y esa es la pregunta que me hago: ¿quien carajo les debían enviar a Botswana?
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