Un provechoso fin de semana en Madrid


Uno de los fines de semana que recuerdo como más lleno y placentero fue en Madrid más o menos por el año de 1983 o 84. Por cuestiones de trabajo llevaba ya toda la semana en Madrid y el domingo por la tarde tenía que irme en coche hacia Valladolid. Decidí no bajar a casa y por lo tanto quedarme en la capital de España y reconozco que fue una decisión acertada.

El hotel en el que estaba alojado era Los Galgos, al lado mismo de donde enviaron directamente al infierno pasando primero por el cielo al Sr. Carrero Blanco. Después de un copioso desayuno a la americana (siempre he sido un fan de los desayunos de hotel) fui a pie hasta el Museo del Prado y allí me perdí durante casi cuatro horas, y digo me perdí, porqué ya me habría quedado de por vida contemplando las maravillas pictóricas que allí hay colgadas, además además coincidía que había una retrospectiva de la etapa negra de Goya con sus aquelarres y pesadillas.

Saliendo del Museo del Prado y cuando iba casi flotando emocionado por todo lo que había podido contemplar llegué hasta el Casón del Buen Retiro ', donde estaba el Gernika de Picasso y tres millones de japoneses haciendo cola para verlo. Aunque no soy muy de Picasso, el Gernika al natural, en la distancia corta impresiona y mucho, además hice aquello que aconsejan que es 'mirar el cuadro' no de una pasada rápida, sinó pausadamente, disfrutandolo, delectándome en su contemplación, fijándome en mil y un detalles que te ofrece la propia complejidad del cuadro a pesar de ser aparentemente sencillo.

Saliendo del Casón del buen retiro, detrás mismo de donde estaba el Gernika había una exposición no se si permanente o temporal de los modernistas españoles con cuadros de Mir o Russinyol entre y otros y aqui si que ya fue el éxtasis sensorial, pues son estos pintores mis favoritos junto con Cezanne.

Rebosante visualmente de pinturas abandoné el 'Casón del buen retiro' y me fui al viejo Madrid a regalarme una buena comida y a un precio poco razonable (un día es un día) y luego hacia el hotel a echarme la siesta.

Alrededor de las seis salí a dar una vuelta por la calle de Alcalá, la Plaza Mayor, la puerta del Sol, a ver 'el oso y el madroño' que el trabajo que tuve para encontrarlo de lo poca cosa que es, y toda la parte vieja de Madrid. Tomé un bocado en un Vip's y junto a Torre España entré en un cine donde proyectaban 'Blade Runner' que la acababan de estrenar. Al salir consciente de que acababa de ver la madre de todas las películas de ciencia ficción, me fui a picar unas tapas y a dormir.

El domingo por la mañana me levanté tarde y después de desayunar me dirigí al Parque del Retiro, pegándome un buen hartón de caminar pués es bastante extenso. Vi el lago y el parque en general y por los alrededores de las doce (más o menos) una música que me era muy familiar pero que no contaba escuchar allí me llamó la atención: estaba oyendo en la lejanía a una cobla interpretando sardanas... No puede ser me dije (a ver si hemos invadido España y yo sin enterarme). Pues si, encima de una preciosa glorieta como la de la foto (o posiblemente fuera esta misma) una cobla interpretaba en directo Sardanas mientras abajo había gente bailándolas. Era lo que me faltaba!. Me quedé un buen rato mirando y escuchando, pues tengo que confesaros que no se bailar sardanas.

Saliendo del Retiro me fui a comer y alrededor de las cuatro en un coche de alquiler me fui hasta Valladolid. ¡No me diréis que no fue un fin de semana bien aprovechado!.




1 comentario:

  1. Claro que fue! Tanta cosa bella que has visto y hasta tuviste tiempo y paciencia para ir al cine. Yo estaria muerta.

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