Uno de los aspectos que sorprende a muchos occidentales de la actual desgracia del Japón, es la actitud ordenada, aparentemente tranquila y disciplinada de los ciudadanos japoneses. ¡Oh! como hacen cola sin colarse nadie en los supermercados en vez de asaltar los mismos como han hecho en otros lugares. ¡Oh! Como disciplinadamente acatan las órdenes del Gobierno disfrazados de trabajadores (los del Gobierno) sin protestar. ¡Oh! qué héroes los 50 trabajadores que hay en la Central Nuclear de Fukushima, o algunos japoneses que han decidido quedarse a vivir en la zona contaminada o a punto de contaminar. ¡Oh! los que disciplinadamente van hacia el sur en tren sin alterarse. ¡Oh! qué maravilla, cuantas criaturas disciplinadas hay en Japón, quien no querría vivir en un mundo feliz así. 

Yo no estoy con Japón, es su problema, aparte de que Japón nunca ha estado conmigo y por lo tanto estamos a la recíproca, y ya basta de hipocresía, demagogia barata y falsa conmiseración. No puedo hacer nada para ayudarles y las muestras de ayuda teóricas no son más que demagógico y azucarado papel mojado que no llevan a ninguna parte, pero tranquilizan conciencias, que es lo único que importa a la mayoría.

En Japón tienen un problema muy grave y no es la primera vez en su historia que se encuentran ante una situación límite. Lo resolverán, y lo harán en un corto plazo de tiempo. Con una población totalmente disciplinada y sometida todo es posible. ¿Verdad Orwell?