¡Pobre pueblo, el que se cree superior a sus políticos! - Gregorio Luri.
Quede claro que no creo en nada, y menos aún en la clase política que detesto profundamente, pero tampoco creo en los falsamente indignados, que han organizado un happening cumbaià que no lleva a ninguna parte ni solucionará nada, y que sólo servirá para que el día de mañana les haga ilusión explicarlo a sus nietos. No están indignados, simplemente unas cuantas twitts, como ovejas les han conducido hasta las plaza de la villa, donde permanecerán unos días, en medio de reivindicaciones variadas entre la sabiduría y la chorrada, bordeando el tópico al uso, hasta irse de la misma manera de la nada de donde han aparecido. La política y su gestión se ha de dejar como el trabajo de las rameras en manos de los profesionales, aunque no nos guste.
Una revuelta que no decapita ni quema nada, no es revuelta ni es nada y ni eso garantiza gran cosa como se ha ido viendo a lo largo de la historia, al fin y al cabo los resultados y las consecuencias posteriores del mayo del 68 fueron las mismos en Francia que en España y aquí había una dictadura. El resto pues, con indignación o sin ella, no deja de ser una inútil y folclóricas agua de borrajas por más bien intencionado que sean.
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