El caso de Óscar Sánchez, clama al cielo y recrea todo el universo kafkiano. Entiendo que la justicia debe ser ciega, y limitarse a impartir esta justicia con las pruebas que tenga, pero a veces quizá debería sacar la venda y ser - justa - porque sino termina siendo más que injusta y acaba siendo inhumana.
Este es el caso de Óscar Sánchez, el lavacoches de Montgat confundido con un narcotraficante internacional por los jueces italianos y condenado a 14 años de prisión. Ayer, las dos magistradas de Nápoles que examinan su recurso de apelación no tuvieron ningún inconveniente en alargar el calvario de un hombre inocente en la cárcel, donde lleva ya 522 días. Las dos magistradas, consideraron insuficiente que la propia fiscalía italiana haya admitido y aportado pruebas que avalan la inocencia del lavacoches, encargaron un nuevo examen pericial para confirmar los tests exculpatorios del fiscal y de la defensa, y denegaron que Óscar pueda salir en libertad provisional mientras se realiza el nuevo peritaje, tarea que se demorará algunas semanas más.
De Óscar he hablado en más de una ocasión, y de sus amigos que estaban ayer en Nápoles confiando en que le dejaran salir de la cárcel en libertad condicional, aunque ya se hacían a la idea de que no podría salir de Nápoles . Pero no fue así. Óscar es la víctima de una Audiencia Nacional que ejecutó la euro-orden de captura emitida por Italia sin preocuparse por el caso, y es víctima también del corporativismo de los jueces italianos, que saben que se han equivocado y que Óscar es inocente, y que tarde o temprano acabarán reconociéndolo. Mientras:¿Cómo quieren que confiemos en la Justicia mientras un pobre hombre inocente lleva más de 500 días en la prisión.?
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