Los aborígenes en Australia celebran hoy el vigésimo aniversario de la "Decisión Mabo", el histórico fallo judicial que les ha permitido reclamar más del 16 por ciento del territorio del país oceánico hasta la fecha.

Si bien las celebraciones se llevan a cabo en todas partes de Australia, los habitantes del estrecho de Torres (norte), donde el activista nació, son los que celebran por todo lo alto, con discursos, comida y música, lo que ya llaman el "Día de Mabo". La población de Townsville, en el estado de Queensland (noreste) y donde Mabo comenzó la batalla judicial, espera recoger la antorcha de Torres en la conmemoración el año que viene.

"La Decisión de Mabo nos permitió mirar el futuro, más allá de la falsa noción del 'terra nullius' (tierra de nadie)", indicó la ministra australiana de Asuntos Indígenas, Jenny Macklin, según el medio local NineNews. El Tribunal Superior de Justicia reconoció en 1992 el derecho consuetudinario de los aborígenes de la tribu meriam sobre las islas del estrecho de Torres y rechazó la doctrina oficial de "terra nullis", mediante la cual el capitán James Cook tomó posesión del territorio australiano en nombre de la Corona Británica en 1770.

Aquella decisión judicial supuso un avance en el proceso de reconciliación nacional con la comunidad aborigen. El historiador Henry Reynolds señaló con ocasión de este aniversario a la cadena de televisión ABC que "hubo una gran injusticia histórica que fue reconocida por los tribunales y fue corregida parcialmente, si es que no totalmente, gracias a Eddie Mabo, James Rice y David Passi".

Todo comenzó cuando Mabo o "Koiki", como se hacía llamar, trabajaba de jardinero en la Universidad de James Cook en Townsville en la década de los años 70. En aquella época, el académico Noel Loos, Mabo y Reynolds habían entablado amistad y solían comer juntos. En un almuerzo, el activista aborigen comentó que él hacía más de diez años que no había visto la propiedad familiar en el estrecho de Torres, a lo que Reynolds le inquirió que cómo podía estar seguro que las tierras seguían siendo suyas si no poseía un título.

"Todos saben que es la tierra de Mabo, lo ha sido por generaciones", contestó "Koiki".

"Fue entonces -recuerda ahora Reynolds- cuando se percató que no tenía ningún derecho legal sobre la tierra familiar de los Mabo en la isla de Murray y esa idea le preocupó profundamente, más que la cuestión de los aborígenes australianos". En una conferencia organizada por Loos en 1981, Mabo abordó al abogado Greg McIntyre y le pidió que defendiese su causa y la de otros compañeros en los tribunales.

Así, en 1982, Mabo, Passi y Rice interpusieron su demanda ante el Tribunal Superior de Justicia.

Mabo nunca llegó a disfrutar la victoria, porque murió de cáncer, a los 55 años, unos meses antes de que la magistratura pronunciase la sentencia histórica para la comunidad aborigen, que había logrado el derecho al voto en 1967 y que en la actualidad representa el 2,3 por ciento de la población de 21,7 millones de habitantes. Como consecuencia del fallo, el Gobierno australiano aprobó la Ley del Título Nativo en 1993 y, al año siguiente, estableció un fondo nacional de la tierra. No obstante, aunque se reconoce la propiedad sobre la tierra, no así los derechos de explotación de los recursos marinos o la riqueza mineral, cuando esta última se ha convertido en el motor de la economía australiana.

Desde llamada "Decisión de Mabo", se han concedido más de un centenar de títulos de propiedad nativa sobre un área de más de un millón de kilómetros cuadrados, y quedan pendientes de resolución casi medio millar de reclamaciones. Los reclamantes de un título nativo deben probar que son dueños de la tierra según la ley común y que los descendientes del grupo al que pertenecía la tierra en 1788, año en que comenzó la colonización, siguen vinculados a ella.

La académica indígena Gracelyn Smallwood opinó esta semana que le parece "deleznable que un antropólogo blanco le diga a la gente quiénes son sus parientes y que, si éstos no pueden probar sus lazos, no tienen derecho al título nativo". Para la familia de Mabo esta fecha tiene un sentido muy especial, como relató su hija Gail al diario The Australian, porque su padre antes de iniciar su lucha había prometido: "Algún día Australia conocerá mi nombre". EFE