Diría que ya nací instalado en el escepticismo. No hay nada que consiga - a pesar de ser muy curioso - llamar seriamente mi atención. La sensación de 'deja vu' es una constante en mi vida. De hecho, si no creo en los hombres, menos aún puedo creer en el dios que se han inventado,  ¿en que coño puedo creer?. Es por ello que hasta cierto punto, me fascina la gente que vive por un objetivo, o contra él, por una obsesión. Este sería el caso de Rafael del Barco Carreras, el padre de la Gran Corrupción, la real, la que él ha sufrido y denuncia cada día, y a pesar de ello nadie le hace caso. ¿Luchar?, Sólo para sobrevivir, y gracias. El tránsito entre nacer y morir cada vez es mas pesado. La lucha de Rafael del Barco viene de lejos, y es encomiable.