Un vecino de Brooklyn ha sido multado con 1.555 dólares por no respetar tres semáforos en rojo. La multa puede parecer excesiva, pero para la policía neoyorquina es una cifra acorde a la infracción, y más teniendo en cuenta que, en aquel momento, el ciclista Daniel Greer llevaba los auriculares puestos. Esta costumbre tan extendida de ir en bicicleta o a pie con los auriculares ha creado una especie nueva de oyentes sordos, que no son conscientes del peligro que representa ir por la calle o la acera sin escuchar cualquier aviso que se les pueda dar, y, en el caso de los ciclistas, saltarse los semáforos en rojo es un hábito excesivamente extendido, acto que no entiendo, pueso que no lo hacen que van con el coche o en moto. Si los ayuntamientos se dedicaran a multar a los ciclistas que se saltan los semáforos en rojo, se pondrían las botas. Mejor no dar ideas, la voracidad recaudadora es ya bastante elevada. Existe también otra especie que corre peligro en la ciudad, son los que sufren el síndrome Whatsapp. Este síndrome consiste en ir por la calle con el teléfono móvil delante (aproximadamente a unos diez quince centímetros por delante del cuerpo, y a la altura del pecho), con la vista bajada pendiente del teclado, escribiendo de manera compulsiva con las dos manos - perdón - con los dedos de las dos manos y, sobre todo, sonriendo exteriormente, con el peligro que conlleva ir por la calle con la mirada baja (mirada de perdedor o de persona hundida anímicamente), pues tienen estos adictos el peligro de tropezar con alguien o con el mobiliario urbano con el consiguiente peligro para su integridad física. Son nuevas especies urbanas de acuerdo con los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías.
Dirección única. Abluciones
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"Y para ver hay que elevar el cuerpo,
la vida entera entrando en la mirada"
Claudio Rodríguez, poema *Hacia la luz*.
El hombre abre l...
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