¡Oh qué maravilla! ¿Cuántas criaturas bellas había aquí! ¡Cuando bella era la humanidad en los años 50! ¡Oh mundo feliz, en el que vivía gente así!. Un mundo sin paro, con seguridad en las calles. Un mundo "libre" siempre que no te pusieras en líos políticos. Un mundo donde la gente dejaba la llave de su casa a la puerta cuando salía, por si alguien nesitaba algo.
Un mundo donde las tiendas no cerraban nunca, y la persiana medio bajada estaba abierta 16 horas diarias.
Un mundo donde no había ni Ikea ni el Corte Inglés.
Un mundo gris, sin móviles, Ipads, Internet o TV, pero donde moraba Kubala.
Póngame con el 42 de Sant Feliu de Codines, era la conferencia que se debía pedir a Conchita desde Sabadell...Conxita, que escuchaba todas las conversaciones.
Agua de Sant Feliu del Recó .....! repartían en garrafas, mientras por la calle de Vilarrubies desfilaban los del circo Americano.
Tiempo de la 'torna' en la panaderia, pan con aceite y azúcar, o con vino y azúcar a la hora de la merienda, y el més de María. Sardanas el domingo al salir de misa de doce, y luego el vermut con aceitunas relleno. Vermut de garrafa con sifón. Un mundo sin políticos corruptos (no había) y donde quienes mandaban eran católicos, apostólicos y romanos, y por supuesto 'honestos'.
Un mundo que añoramos a pesar de haberlo criticado, quizás porque hemos perdido esa inocencia o ceguera temporal de la realidad, o quizás porquè la memòria és selectiva, muy selectiva, y porque en este otro mundo, el actual, todos lo hemos hecho muy mal para llegar a ninguna parte que es donde estamos ahora, y por más inri, seguimos sin aprender ni reaccionar.
Sin embargo, yo no amo al gran hermano, por el contrario, reclamo colgarlo como Mussolini por las ollitas. ¡Es llegada la hora de la revolución!, O ahora o nunca.