Un niño ha fallecido esta tarde en Málaga al ser atropellado por una carroza de la cabalgata de Reyes. El menor, de seis años, se habría agachado para recoger caramelos de la calzada cuando fue atropellado por la carroza, que transitaba por la plaza General Torrijos de la capital malagueña.
Tenia de pasar tarde o temprano, parecía más probable que la víctima fuera un jubilado, más inconscientes aún que los niños y que se matarían por un caramelo de mierda que además no vale nada, y el papel suele estar enganchado del tiempo que hace que anda por los almacenes.
Pero no, la víctima ha sido un niño, un niño de seis años. Los reyes del Oriente o de Occidente que ni se sabe de dónde cojones venían si es que alguna vez llegaron a venir, pueden sentirse orgullosos, llevan un muerto a sus espaldas, un niño de seis años, y ellos, son culpables, ellos y todos los que han inventado esta mentira, la más cruel de todas, la más injusta y la mentira que cuesta más de digerir.
Ha muerto un niño de seis años, y ya sé que hoy han muerto a miles en otros lugares del planeta, de hambre, miseria, guerras o cualquier enfermedad mal tratada en el tercer mundo. Pero este niño de Málaga es de los nuestros, un muerto de primera, pero muerto. Una muerte que se podía haber evitado, hace ya tiempo que debería haberse prohibido tirar caramelos desde las carrozas, tanto por la cabalgata de Reyes, como por San Antonio, al igual que se debería prohibir que niños de siete u ocho años suban a más de diez metros de altura inconscientemente haciendo de 'anxaneta' en la cosa rara y obsoleta de los castells y castellers.

Hay tradiciones que matan, y hay responsables.