Las hileras de árboles no consiguen mitigar el aire frío e impersonal de las ciudades-hospital por más verde que pongan. En la de Tel Hashomer, en las afueras de Tel Aviv, yace Ariel Sharon, el ex primer ministro israelí que durante décadas intentó moldear el presente y esbozó el futuro de Oriente Próximo. Hace siete años que está postrado en cama, alimentado a través de un tubo, desde que una hemorragia cerebral le dejó en coma. Eso fue en enero de 2006. Desde entonces vegeta en su vida-no vida, secuestrado por un cuerpo con el cerebro obturado, como un vegetal, y así puede estar hasta que su cuerpo diga basta.
-Además de reflejar el estado la fragilidad de la especie humana que debería ser un claro aviso de vanidades y estulticias, me lleva a reflexionar sobre el hecho que se decía que para alcanzar la Paz entre judíos y palestinos tenían que desaparecer Arafat y Sharon. Arafat está muerto y Sharon técnicamente también, pero la situación en oriente próximo está en el cul-de-sac de siempre. Ahora parece que con la mediación de Obama y una relativa predisposición de ambas partes, intentan encontrar una salida digna que acabe con la sangria de esta guerra sin fin.

Están condenados a entenderse en una situación en la que el Estado de Israel a largo plazo tiene todas las de perder, por más que se empeñe en creer lo contrario.