el ministro de finanzas japonés, Taro Aso
"Dios no lo quiera si le fuerzan a uno a vivir cuando quiere morir. Me despertaría con una sensación cada vez peor si este tratamiento estuviera pagado por el Gobierno", afirmó el ministro de finanzas japonés, Taro Aso, según recoge The Guardian.
Estas declaraciones, en las que afirma que los mayores deberían tener permiso para "darse prisa y morir", han causado conmoción en millones de japoneses que ven con asombro como su Gobierno defiende lo innecesario de exprimir las finanzas del país en este sentido. Japón, con una población de 128 millones de personas, tiene aproximadamente un 25% de su población por encima de 60 años, cifra que se incrementará probablemente al 40% en los próximos cincuenta años. El ministro, de 72 años, dice que él rechazaría los cuidados para alargar su vida: "No necesito ese tipo de cuidados", dijo ante medios locales, añadiendo que ha dejado instrucciones por escrito a su familia que no se le prolongue la vida mediante ningún tratamiento.Taro define a los pacientes que no son capaces de alimentarse por sí mismos como "gente tubo" que "suponen un coste de varias decenas de millones de yenes" al mes para tratar a un solo paciente en las últimas etapas de su vida.
Puede parecer una 'boutade' de Taro Aso, pero lo cierto es que los viejos a los Gobiernos les molestan, apenas pagan impuestos (los jubilados pagamos IRPF) y cuestan dinero entre la paga y los gastos médicos. No se atreven, pero si pudieran, encantados les ayudarían a hacer el traspaso cuanto antes. Claro, les iba mejor cuando morían al poco tiempo de jubilarse, les sacaban el jugo y el brezo, toda una vida cotizando y poco tiempo cobrando la pensión y derrochando en medicinas. Ya en 'el Mundo Feliz' Huxley explicaba que como la gente nunca estaba enferma y al ser fabricados en serie envejecían relativamente pero sin ningún coste, en sobrar personal, al llegar a los setenta años iban destinados a una especie de hoteles balnearios de donde iban desapareciendo paulatinamente.
No quiero dar ideas, pero los tiros apuntan hacia aquí. Todavía no se les ha ocurrido a los Gobiernos democráticos que tanto se preocupan por nosotros, de poner un impuesto por ser viejo, euro por receta (coitus interruptus) aparte. Tiempo al tiempo que todo llegará.
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