Vivir: especializarse en el error. Burlarse de las verdades indubitadas, no hacer caso de lo absoluto, tomar a broma la muerte y transformar lo infinito en azar. Sólo se puede respirar en lo más hondo de la ilusión. El mero hecho de ser es tan grave que, comparado con él, Dios es pura bagatela. Armados por los accidentes de la vida, asolaremos las crueles certezas que nos acechan. Cargaremos contra ellas, embestiremos contra las verdades, atacaremos las luces que nos ciegan. Quiero vivir, y por todas partes salta el espíritu contra mí, defensor de las causas del no-ser. ... Así, fiel a sí mismo, blande el hombre la espada en la cruzada de los errores.
A mis semejantes ya los conozco. A menudo he leído en sus ojos ausentes y vacíos el sinsentido de mi destino o he reposado de mis rebeldías durante las pausas de sus miradas. Pero su angustia no me es ajena. Ellos quieren, quieren, incesantemente. Y cómo no había nada que querer, mis pies pisaban sus huellas como si fueran espinas, mi sendero serpenteaba por ellodo de sus anhelos y blanqueaba con una inútil aureola su búsqueda vana. Ellos no saben que el paraíso y el infierno son floraciones de un instante,del instante mismo, que no hay nada más allá de la fuerza de un éxtasis inútil.En su camino de mortales, no he encontrado la parada eterna sobre la bóveda de los instantes. Veo un árbol, una sonrisa, un orto, un recuerdo.
¿Acaso no existo yo ilimitadamente en cada uno de ellos? ¿Qué otra cosa puedo esperar además de esa visión definitiva, esa incurable visión del relámpago temporal? Los hombres sufren de futuro, irrumpen en la vida, huyen en el tiempo, buscan. Y nada me hiere más que sus ojos anhelantes, vanos pero desprovistos de vanidad. Yo sé que todo es final, que solamente existe un instante, cada instante,que el árbol de la vida es un estallido de eternidad, reversible en los actos del ser. Y, así, ya no quiero nada. A menudo, cuando me encuentro en las noches que erigen los fondos del mundo, ¿cómo saber si soy o no soy? Y, entonces,¿se puede ser o se puede no ser? O bien, atrapado en las vagas ondulacionesde la música, perdido en medio de ellas, purificado de los azares de la respiración, ¿cómo me parecería a mis semejantes? No tener sino una meta: ser más inútil que la música. En ella no encuentra uno ni el es ni el no es. ¿Dónde te encuentras como tumultuosa víctima de su hechizo? ¿No es acaso ella un ninguna-parte sonoro?
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