Tras el asesinato de un soldado hoy en Londres a manos de extremistas islámicos ha resultado demasiado difícil resistir la tentación de recordar uno de los grandes éxitos del rock de los 80: London calling, de The Clash. Es casi inevitable para los que nacimos musicalmente a mediados de los 60. Aquella canción ya hablaba de manera punzante y rabiosa con la voz del malogrado Joe Strummer de guerra urbana, de violencia, de marginación, del sistema opresivo que olvida, si no destruye, los más desfavorecidos.
Es complejo intentar teorizar sobre el origen del atentado islamista de hoy y de la violencia en general, pero, arqueología musical al margen, London calling ya ponía encima de la mesa muchos de los factores que han conformado el polvorín social sobre el que se sustentan numerosos barrios de la capital británica últimamente con stand by, pero latentes, y agravados por los hechos de hoy.
El ataque de los soldados invisibles es inevitable por más soldados, policía o servicios secretos de que se dispone. En Londres se ha declarado la guerra y con ella tienen y tenemos un problema.
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