Velatorio a la antigua usanza.

La cosa de la vida en general cada vez degenera más. No podemos fumar, poco de beber y pronto nos dirán a qué hora y qué día debemos follar y con quien (aqui podría ser un poco más interesante). Con la llegada de los Tanatorios se acabaron los velatorios (cuantas kurdas se habían cogido a base de anisettes mezclados con sonrisas y lágrimas). Los velatorios y el funeral posterior era una forma de reencontrarse con familiares y parientes lejanos que sólo veías en los susodichos funerales o en las bodas, y como cada vez la gente se casa menos, en el sentido del acto no de casarse, sino el aperitivo con dátiles, bacon y almendras y el festín para hartar pobres después, bodas que al no poder ni beber ni fumar ni como quien dice ver, quedan también bastante deslucidas. Ay ese tío o tía borracho/a como una cuba desbarrando y haciendo el payaso, porque siempre había alguien que se engataba. Era ya un clásico.

Quedaban pues sólo los funerales para ver a la familia cuando se moría el abuelo de turno o alguien se adelantaba a la hora que le correspondía. Pues bien, esto también nos lo quitarán en cuatro días. Primero en Brasil y luego en los Estados Unidos retransmiten los funerales por internet, con la excusa de que es una retransmisión pensada para aquellos que no han podido desplazarse a despedir a sus amigos o familiares. El servicio ha encontrado su filón en un país donde las distancias son considerables y las familias pueden estar muy dispersas y el asociacionismo es parte de los valores cívicos.

Ya veis lo que conlleva la modernidad y las nuevas tecnologías 2.0, de aquellos velatorios llenos de abuelas al borde de la chimenea sentadas en sillas de enea, llorando, mamando y hartandose de comer mientras alababan o criticaban al difunto, pasamos a la frialdad estética los Tanatorios (que de hecho por su coste o impuesto revolucionario para enterrar o incinerar alguien deberían llamarse Tanarobatorios), y sobre los que ningún Gobierno ni Ayuntamiento se ha puesto ni si pondrá (deben mojar, sino no se entiende), pero como de eso no se queja nadie sólo yo (que sepa) será que estoy equivocado. En resumen que ahora, ni los Tanatorios, desde casa, delante de la pantalla podrá uno observar el funeral del familiar más o menos lejano que haya traspasado. No vamos bien. Ahora, siempre puede un coger por su  cuenta la botella de Whisky o anisette y zamparse cuatro galletitas mientras ve por la pantalla del ordenador el funeral, en el que, pronto insertarán publicidad, ya lo veréis.