Una cosa que me aterroriza es que alguien conocido, cercano, me pida mi opinión sobre alguna situación más o menos comprometida que le afecta. Di la verdad de lo que piensas te dicen. Y claro, el dilema ya lo tienes, puesto que de hecho lo que querría escuchar esta persona es su verdad, lo que él piensa, y en la que no necesariamente tienes que coincidir. A veces puedes rehuir la acometida y salir del malpaso con cuatro tópicos al uso, pero no siempre es posible. De hecho, lo mejor sería no revelar nunca aquello que piensas realmente y como los políticos nadar entre dos aguas.
Una vez un conocido me pidió mi opinión sobre la última novela que había publicado, y cometí el error de decirle lo que sinceramente pensaba, en vez de hacer aquello que se dice - quedar bien y decirle que era interesante.... pero, que quizás le faltaba algo.... etc etc.
No me volvió a hablar nunca más, y ya hace de los hechos más de diez años.
De hecho, decir lo que piensas es mostrarte tal como eres o como crees que eres, y es peligroso, porque los otros pueden considerar como realmente creen que eres, y en la comparación seguro que sales perdiendo.
Quizás, la solución como hacen los estilistas de la política es tocar el violín y rehuir el compromiso.