Cioran, me causó un profundo impacto en leerlo hace 9 años. Fue gracias al buen amigo Pep Ribal Serra, que tradujo y editó de su propio bolsillo, el BREVIARIO DE PUTREFACCIÒN y de LA INCONVENIÈNCIA DE HABER NACIDO en catalán, cuando supe de él.
Cioran, es el Filósofo con mayúsculas, con nulo sentido del humor pero con una fina y sangrante ironía y ninguna concesión a la banalización o comercialidad de sus ideas. Considerado por muchos el apologista del suicidio, murió - por hacerles quedar en entredicho o por contradecirse él mismo - a los 84 años y en la cama, en una de las ciudades dónde deberian de morirse los poetas. París. Aquí tenéis algunos de sus aforismos, leedlos si os apetece.


"Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar.

Todo lo que me opone al mundo me es consustancial. La experiencia me ha enseñado pocas cosas. Mis decepciones me han precedido siempre.

Para poder vislumbrar lo esencial no debe ejercerse ningún oficio. Hay que permanecer tumbado todo el día, y gemir...

Existe un placer innegable en saber que lo que se hace no posee ninguna base real, que da lo mismo realizar un acto que no realizarlo. Sin embargo, en nuestros gestos cotidianos contemporizamos con la Vacuidad, es decir, alternativamente ya veces al mismo tiempo, consideramos este mundo como real e irreal. Mezclamos verdades puras con verdades sórdidas, y esa amalgama, vergüenza del pensador, es la revancha del ser normal.

No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el Tiempo.

Imposible asistir más de un cuarto de hora sin impaciencia a la desesperación de alguien.

La amistad sólo resulta interesante y profunda en la juventud. Es evidente que con la edad lo que más se teme es que nuestros amigos nos sobrevivan.

Podemos imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos.

Lo que aún me apega a las cosas es una sed heredada de antepasados que llevaron la curiosidad de existir hasta la ignominia.

Cuánto debían detestarse los trogloditas en la oscuridad y la pestilencia de las cavernas. Es normal que los pintores que malvivían en ellas no hayan querido inmortalizar el rostro de sus semejantes y hayan preferido el de los animales.

«Habiendo renunciado a la santidad...» -¡Pensar que he sido capaz de escribir semejante enormidad! Debo sin embargo tener alguna excusa y espero hallarla aún.

Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados.

Podemos estar orgullosos de lo que hemos hecho, pero deberíamos estarlo mucho más de lo que no hemos hecho. Ese orgullo está por inventar.

Tras una tarde con él quedaba extenuado, pues la necesidad de controlarme, de evitar la menor alusión susceptible de herirle (y todo le hería), me dejaba al final sin fuerzas, insatisfecho tanto de él como de mí mismo. Siempre acababa reprochándome haberle dado la razón en todo por escrúpulos llevados hasta la bajeza, me despreciaba por no haber reaccionado, por no haber explotado, en lugar de haberme impuesto tan extenuante ejercicio de delicadeza.

Nunca se dice de un perro o de una rata que es mortal. ¿Con qué derecho se ha arrogado el hombre ese privilegio? Después de todo, la muerte no es un descubrimiento suyo. ¡Qué fatuidad creerse su beneficiario exclusivo! "


si quereis más....aquí.