Leido en la Vanguardia:
Hay intervenciones que al escucharlas, pueden parecer escasas de brillo o de novedad y que, al leerlas se descubren en ellas grandes hallazgos. La sobriedad gestual y enfática de Felipe VI no acompañó todo lo que hubiera sido deseable la envergadura de su discurso de proclamación. Porque el nuevo Rey hizo exactamente el pronunciamiento que debe hacer un jefe del Estado de una monarquía constitucional y parlamentaria. No se podía esperar ... "Desconoce Mas que el Rey no puede pronunciarse sobre los fundamentos dogmáticos de la Constitución.
Estas y otras sandeces escribe en la Vanguardia un tal Zarzalejos, que de hecho no se quien es ni me he molestado en averiguarlo. Este señor no ha entendido nada, lo cual lo convierte en un idiota o en un pelota real, o en un comisionista, que más o menos viene a ser lo mismo. ¿Que es eso de que el Rey no puede pronunciarse sobre los fundamentos dogmáticos de la Constitución? No hay dogmas en la Constitución, sólo leyes a veces impuestas y a menudo desfasadas, y cuando conviene rápidamente se cambian, como cuando el rescate que no fue rescate pero si lo fue. Por cierto, una constitución a la que Alianza Popular, padre putativo del PP no votó, y José María Ansar tampoco.
El Sr.Zarzalejos disfraza las dificultades orales y para vocalizar del nuevo Rey, y habla de "sobriedad gestual y enfática" por no decir que es incapaz como su padre de leer con un minino de inteligibilidad un discurso que alguien le ha escrito, que suena exactamente como los que leía su padre, la música es la misma y la letra también, monocorde y antropomórfica, sólo ha cambiado el rapsoda. Mas no aplaudió el patético, típico y tópico discurso del nuevo Rey, faltaría más, aplaudir esta iteración vulgar y sin ningún contenido serio sería como cachondearse, y el Sr. Mas, eso si que lo tiene, es muy educado.
Un nuevo rey que en su rancio discurso habla de modernidad, y lo dice disfrazado de soldadito de plomo del siglo XIX. Veàse si es antiguo que su nombre Felipe sexto, se escribe en números romanos.
De este rey no se en puede esperar nada bueno, ni tampoco malo, al ser amorfo, inodoro, insípido y insaboro, ni se notará, y es que de donde no hay no puede salir nada, lástima que no esté casado con María Antonieta, aunque posiblemente haga caso de las recomendaciones de Jose Maria Ansar Lopes y se limite a ser un florero.
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