La juventud no debería hacerse caso a sí misma, están haciéndose trampas constantemente, intentando demostrar demasiadas cosas, hitos que - aunque no lo saben - no podrán alcanzar nunca; es normal y así debe ser, los jóvenes aunque no hayan leído libros de caballerías tienen vocación de Quijote, y no saben que el sabio era Sancho Panza, el escudero.
El problema radica en cuando este comportamiento, este querer demostrar se hace cuando ya no se es joven, entonces no se es quijotesco, simplemente no se ha entendido nada de cómo va esto de la vida. Pero conozco algunos casos de estos viejos - jóvenes - y su modo de actuar es francamente lamentable. Aplicadles aquello que decía Tarradellas de que en política se puede hacer todo menos el ridículo, a la vida cotidiana de estos jovenzuelos de cuarenta/cincuenta años.